Mosquitos, enfermedades y robos, otros dramas de los damnificados
Las calles y casas con escombros, tierra, maquinaria pesada y filtraciones de agua son lo que aún se puede apreciar a primera vista en la OTB Molle Molle, al noroeste de Tiquipaya, uno de los sectores que resultó gravemente afectado por el desborde del río Taquiña, el pasado 6 de febrero, el peor desastre registrado en el departamento después del terremoto de 1998.
Los afectados retornan poco a poco a sus casas, porque los albergues han comenzado a cerrar. Además, los alquileres aumentaron. El propósito es retomar su rutina diaria poco a poco.
“Por un cuarto nos cobran 300 bolivianos, mi esposo no puede trabajar porque está enfermo, por lo que, no tenemos ingresos económicos. Yo debo hacerme cargo de mis tres hijos. Por eso, decidimos nomás volver a nuestro terreno y vivir como podamos”, manifestó una de las vecinas, mientras cocinaba.
En un recorrido realizado por este medio, Silvia Ventura contó que ella junto a toda su familia retornó a lo que queda de casa, un cuarto improvisado.
Ventura explicó que a causa de la humedad existe gran cantidad de mosquitos, hecho que hace que teman por su salud. “Todas las noches debemos dormir con las luces encendidas, es la única forma que tenemos para luchar contra los mosquitos, no hay otro modo”, señaló.
“En este tiempo no vimos brigadas de salud en la zona, sí vinieron una vez a los albergues donde estábamos, pero después ya no los vimos más”, siguió.
Otra vecina, Lizeth Encinas, dijo que los carros basureros no llegan a esa zona con frecuencia, por lo que, algunos echan sus residuos en algunas esquinas.
“Mire cómo está amontonada la basura, los perros se reúnen ahí y dispersan todo por todos lados. Eso también nos afecta”, manifestó.
A causa del aluvión, la red de agua de la cooperativa quedó averiada, ahora los pobladores se abastecen de un tanque. “Dijeron que traerán dos tanques más, con esta agua estamos viviendo”, señaló Encinas.
La inseguridad es otro de los factores por las que los damnificados decidieron volver a sus casas afectadas por el aluvión, pese al riesgo de que se desmoronen.
Por difícil que parezca de creer, los antisociales aprovechan que los trabajos se paralizan en las noches para robar lo poco que queda en las viviendas. Actualmente, son muchas las familias que han optado por vivir en carpas.
Lidia Cruz, de profesión costurera, contó que recuperó del lodo algunos bienes, pero que los ladrones le sustrajeron todo. “Nosotros vivimos en carpas, no podía traer conmigo las cosas, las dejé en mi propiedad. Al día siguiente cuando volví ya no había nada, se lo robaron todo”, contó.
“Los cables de luz que tenía desaparecieron y no sólo de mi casa, sino también de las propiedades de algunos vecinos. Qué triste que aparte de todo lo que estamos viviendo tengamos que ser víctimas de robo de lo poco que poseemos”, manifestó Silvia Ventura.
300 bolivianos por el alquiler, El costo de alquiler de los cuartos se elevaron de manera considerable, hecho que empuja a las personas a retornar a sus casas.
TESTIMONIOS
"Nos dotan agua de un tanque que trajo el municipio, pero desde antes que llegue el aluvión no teníamos agua potable, nuestro sector siempre estuvo olvidado". Jhaneth Flores. Vecina OTB Molle Molle
"Yo vivo de la costura, tuve que desechar mucho material que estaba dañado por el lodo y lo poco que recuperé me lo robaron, prácticamente me quedé sin nada". Lidia Cruz. Costurera y vecina de Tiquipaya