“Barrio chino”: Los “albertos”, dueños y señores del comercio de celulares robados
En un pasillo oscuro, en medio de las casetas del mercado La Pampa de Cochabamba, se ve a los “albertos”, las personas —en su mayoría varones— que se dedican a vender objetos robados. Se trata del “Barrio Chino”, donde se expone una variedad de electrodomésticos a medio uso, la mayoría de dudosa procedencia. El 90 por ciento de éstos son celulares, en menor cantidad se pueden encontrar televisores y radios, pero también ropa y zapatos.
Son las 11:30 del martes y en pequeñas mesas de 50 centímetros los “albertos”, ofrecen sus celulares de diferentes marcas.
“Este Huawei P9 a 1.200 bolivianos, doble cámara dual y frontal de 8 megapíxeles. El Samsung S7, con pantalla curva, a 2.000 bolivianos”, oferta un comerciante de unos 25 años, que además tiene en su poder otros ocho celulares. Él forma parte unos 20 comerciantes que a esa hora ofrecen en su mayoría celulares. De tez blanca, lleva una gorra (al igual que la mayoría) y un arete en la oreja, viste con ropa deportiva.
Otra persona llega y le oferta un celular Samsung J7, modelo 2016. “¿Cuánto quieres que te pague por esto? Te doy 500 bolivianos”, le dice el “alberto”. No le pregunta su procedencia, no le importa, su trabajo es pagar poco por ese objeto y venderlo lo más caro que pueda.
Lo revisa muy bien, le saca la tapa, para ver la batería, “¿y si lo reportan (como robado)¿”, pregunta . Al enterarse que no era robado, dice que “entonces hay que darlo de baja”, pero cuando se entera que es de la línea “x”, dice que no es necesario porque no se controla.
Por las mañanas, el lugar es poco concurrido, pero los días de “Cancha” y a partir de las 18:00, este lugar se llena de compradores que ofertan los objetos robados y de personas que quieren encontrar algún objeto robado. “No se puede ni caminar, es llenito, saben salir hasta la Pulacayo. Traen motos, bicicletas, autopartes, todas las cosas que han robado”, dijo una comerciante que vende cerca del lugar.
Hace algunas semanas, una mujer que sufrió el robo de su celular, se enteró que el aparato estaba siendo comercializado en el “Barrio Chino”. Decidió ir a recuperar su celular acompañada de dos policías.
Después de hallar su teléfono y comprobar que el IMEI coincidía, el “alberto” se negó a devolverlo y pidió ayuda a los demás “albertos”, quienes se aglomeraron y le quitaron el celular a los uniformados, que no pudieron hacer nada.
“Cachivachis” fomentan el delito en Santa Cruz
Josué Hinojosa
En el Primer Anillo de la ciudad de Santa Cruz, están los “Cachivachis”, un espacio que representa un dolor de cabeza para las autoridades municipales, que no han podido desarticular esta zona de comercio de objetos mayormente robados.
En los “cachis” se vende de todo, caminar con una mochila significa que tenemos algo para vender. Eso lo saben muy bien los “albertos”, que cuentan con un puesto de venta fijo y que viven de la reventa de productos. “¿Tiene algo a la venta, amigo?”, es la pregunta más común.
Aunque en este lugar existe una abundante oferta de productos usados, el comercio de celulares es el que genera más movimiento. “Compro celulares usados” o simplemente “Compro celulares” se lee en los letreros. Y por el mismo lugar ambulan decenas de hombres y mujeres con dos, tres y hasta cinco teléfonos en sus manos.
Cesar H. S., un estudiante universitario, recuerda que hace algunas semanas, en medio de una compleja situación económica, decidió vender su teléfono en “los cachis”.
Él tenía pensado cobrar 600 bolivianos, monto equivalente a la mitad que pagó cuando el equipo era nuevo. Sin embargo, afirma que los revendedores le ofrecieron solamente 100 bolivianos. En su intención de cobrar un poco más por su celular, ofreció al revendedor dar de baja el registro del equipo, sin embargo, esto tampoco hizo que le pagaran más. “Me dijeron que el registro no importa porque ellos le cambian el IMEI en menos de media hora”, recordó.
En La Paz existe también una misma dinámica
Wilson Aguilar
La calle Sebastián Segurola, en el macro distrito Max Paredes de la ciudad de La Paz, pasa desapercibida con ese nombre o simplemente las personas no la conocen, pero cuando se menciona el Barrio Chino, ahí es cuando relacionan el sector con la venta de cosas robadas o usadas.
“La mayoría de los casos en este sector están vinculados al robo y hurto de celulares. En el lugar está la libre oferta y demanda, de productos que genera la delincuencia, porque los ‘albertos’ presionan a los delincuentes diciéndoles ‘necesito más celulares de tal modelo’ y los antisociales delinquen con mayor frecuencia”, informó un investigador de la Felcc de La Paz.
La mayoría de las personas que sufren hurtos de celulares u otros objetos se arriesgan en llegar hasta el lugar con la esperanza de poder ubicar sus pertenencias.
Esta calle, con una extensión de unos 100 metros, en las mañanas exhibe un panorama desolado. Al pasar las horas, a eso de las 15:00, ese espacio se convierte en un sector en el que se asientan “supuestos comerciantes legales” para ofrecen una variedad de productos.
En este lugar todo es regateado, un plato de sillpancho puede costar entre 2 y 3 bolivianos y la comida más cara no sobrepasa los 9 bolivianos, una zona muy barata para cientos de “albertos”, que ofertan desde un par de libros, carteras, electrodomésticos, celulares antiguos y hasta los más modernos.
Este lugar se convirtió en un foco de proliferación de la delincuencia, se encuentra de todo, desde un tornillo hasta lo impensado, que pueden ser armas.
“Hay la posibilidad de que se pierda lo invertido”
os objetos del (Barrio Chino) son de dudosa procedencia, que podrían estar implicados en hechos criminales. La recomendación es que eviten comprar artículos en este lugar.
Cuando los adquieren, hay la posibilidad de que pierdan lo invertido si las investigaciones determinan que el objeto es robado.
Deben adquirir con la garantía que dé un lugar legalmente establecido.
Pareciera que ahí hay una especie de complicidad entre todos. (Lo que venden) es de dudosa procedencia, no podemos decir que el 100 por ciento es robado, pero hay un buen porcentaje. Hemos logrado recuperar muchas cosas con operativos y hay varias denuncias de la población.