Voluntariado: pasión y amor por los animales
COCHABAMBA |
Con el pantalón lleno de tierra, una joven se encuentra frente a una olla enorme poniendo carne y menudencias, con poco de verduras en agua hirviendo. Son más de las 10 de la mañana y el tiempo apremia, aún falta lavar otra olla para preparar la comida que más de 60 perritos esperan ansiosos.
Nicol Fernández tiene 21 años es estudiante del segundo año de la carrera de Derecho de la Universidad de San Simón y dedica más de 8 horas diarias al albergue de perritos Gamaliel, ubicado en avenida Beijing esquina D' Orbigny.
Las tareas en el refugio inician desde la mañana, dando agua fresca a los perritos, limpiando los excrementos y sacando al patio a los canes que duermen solos y aún no se adaptaron a la manada.
Mientras Nicole cocina, otras dos voluntarias lavan los platos, algunos enseres de cocina, los bebederos de los perritos, además de hacer una limpieza general en el lugar.
Cada día se usan 10 kilos de menudencias para el almuerzo y durante el día, los perritos llegan a comer más de 12 kilos de croquetas.
"Prefiero mil veces estar aquí que ir a una fiesta o prefiero ayudar a un animalito que ir a bailar como hacen otras personas de mi edad. Yo creo que cada persona elige a quién ayudar, pero eso ya depende de uno", cuenta Nicol y dice que se olvida de sus problemas personales cuando está en el refugio.
"Mucha gente dice: "No ganas nada yendo al refugio, nadie te da nada, nadie te da plata. Pero es lo que a uno le gusta y contra eso nadie puede hacer nada", comenta.
Nicol es una voluntaria independiente que ayudó en el rescate de los animales victimas del aluvión en Tiquipaya en el que fallecieron cinco personas y un número indeterminado de mascotas.
De los rescatados en Tiquipaya, la mayor parte de las mascotas retornaron con sus familias y otros fueron adoptados, sólo quedan 10 de esa época.
La joven conoce todas las historias de los refugiados, sus necesidades y los tratamientos que requieren.
"Tengo perritos rescatados, que están delicados, y todos los días les hago fisioterapia. Entonces, no venir un día, es para preocuparme, porque lo perritos lo necesitan", cuenta Nicol.
Transcurre la mañana y llegan otros voluntarios con un perrito que fue a la veterinaria para su control médico.
Y es que la veterinaria que anhelan en el refugio se quedó a medio construir porque los fondos para pagar a los albañiles y comprar material, se terminaron. Necesitan reunir alambre de amarre, arena, fierro y cemento.
Para poder sustentar a Gamaliel, los voluntarios organizan diferentes actividades. El mes pasado hicieron un cumpleaños para los perritos en el parque Demetrio Canelas y este domingo venderán pollo al horno en la puerta del refugio.
Decenas de personas, al igual que Nicol, dedican varias horas de su día para contribuir a un cambio en la sociedad y la toma de conciencia en el cuidado de los animalitos.
Un servicio de amor
Las personas que deseen colaborar o ser voluntario pueden comunicarse al celular: 60011222 o ir al refugio, ubicado en avenida Beijing esquina D' Orbigny, que abre desde las 10:00 hasta las 17:00.
Hoy se celebra San Roque, el santo de los perros, especialmente de los indefensos y de los que viven en las calles, sin casa, alimento y cuidado.
Los datos religiosos relatan que Roque se consagró a asistir a los enfermos asistidos por la peste y tras contagiarse se retiró a los bosques para no propagar la enfermedad y morir en soledad. Allí apareció un perro que se conviertió en su amigo y cada día le llevaba al Santo un pan para comer.
En reconocimiento al perro de San Roque, las imágenes del Santo siempre están acompañadas por el animal que lo asistió hasta su muerte.