Familias se unen por la Virgen y le hacen distintos trajes cada año
Siguiendo una antigua tradición, cada 16 de agosto, día del Calvario al cerro de Cota donde según la leyenda la Virgen de Urkupiña se le apareció a una humilde pastorcita, las familias Garrón, Galindo, Garrido y otras se reúnen en torno a la imagen de la “mamita” que cada una tiene, la llevan vestida con trajes nuevos que confecciona Jacqueline Garrido Cortés Villazón.
Una de las impulsoras de esta costumbre que exalta la unidad familiar, Jacqueline, contó junto a su madre, Aurora Villazón de Garrido Cortés, que todo empezó en su infancia con el ejemplo que recibió de sus padres.
“Hace muchos años, desde que éramos niños, íbamos esta misma fecha con mis tíos y mis papás a escuchar la misa de seis a Urkupiña. Después, nos íbamos a tomar api al mercado de Quillacollo”, recordó.
Siguió: “Con el tiempo, por la llegada de más gente se hizo muy difícil ir a tomar el api al mercado después de misa, así que decidimos llevar nuestro api y comer en algún campo bonito, bajo la sombra de un algún árbol”.
La tradición se mantuvo así por mucho tiempo, pero como la ciudad creció, porque Quillacollo y Cochabamba se juntaron, los espacios para hacer un día de campo desaparecieron. De ahí que la familia decidió volver a casa luego de la misa. Así fue como el desayuno se prolongó hasta el almuerzo.
Una vez que los hijos crecieron y se casaron, la tradición continuó y cobró fuerza, cuando Katty Garrón recibió como obsequió de cumpleaños, en 2011, una réplica de la Virgen de Urkupiña, comprada en el conocido Bazar Borda, en el casco viejo de la ciudad de Cochabamba.
Y como manda la tradición, no se le puede dejar de hacer fiesta a la Virgen, por eso el día de campo se mantuvo, aunque en casa y con una velada especial para la imagen.
Katty expresó: “Me regalaron mi Virgen. Este año está vestida de lila”. Jacky continuó: “Nadie la viste de chola cochabambina, pero nosotros sí”. La elección del color fue porque “el violeta es muy especial, inspira amor y, bueno, de chola cochabambina porque es la inspiración de la ternura, la fuerza, la energía, la entereza, la vitalidad”.
Cecilia de Galindo, otra de las que participa junto a su hija Lorena para homenajear a la Virgen de Urkupiña, manifestó que los preparativos llevan meses. “Pero cada año, Jacky hace modelos espectaculares”. Ella retribuye la creatividad decorando el cuadro que tiene su amiga con la imagen de la Virgen.
Sobre los diseños que se confeccionan para la Virgen, Jacky dijo: “No sólo se tiene el sentido estético, cada puntada es pues un pensamiento, un pedido, una evocación. Y ,para mí, la Virgen integra la familia”.
En ocho años, las familias han vestido a la Virgen de diversas formas desde una ñusta, un traje con rosas, hasta de aurorista, “porque cuando descendió el Aurora teníamos que tener una Virgen que nos apoye”. Añadió: “Hemos hecho otras, pero quiero resaltar que la vestida de la Virgen es muy importante para nosotras. La reunión de vestirla con detalle, reunimos a coser y acomodar a la Virgen. Una vez que terminas, te da una alegría porque se ve espectacular”.
Aunque el tiempo ha pasado y la festividad de Urkupiña también ha sufrido cambios, estas familias se esmeran por mantener su tradición.
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Costumbre se inició en los 70
La tradición de las familias comenzó en los 70 y la costumbre de vestir a la Virgen de Urkupiña, hace ocho años, desde 2011.
MÁS DATOS
Todo se realiza con mucho detalle
El diseño y confección de los trajes que lucirá la Virgen de Urkupiña el 16 de agosto se planifican con meses de anticipación. Se cuidan con especial esmero el tema de la vestimenta, el color, la tela y los detalles.
En ocho años, la Virgen de Urkupiña se ha vestido de ñusta, del equipo de fútbol de Aurora, clásica y este año está como chola cochabambina.
Las reuniones de las familias en torno a la Virgen de Urkupiña están llenas de detalles, desde el momento en que se viste a la imagen hasta el almuerzo que compartirán. Sin embargo, lo más importante es compartir y conversar.