Lizeth devuelve bolso y dice: “No me aprovecho”
La humildad y honradez de Lizeth Frontanilla, una trabajadora de limpieza de 40 años, que devolvió una mochila, cuyo contenido se valora en 3 mil dólares, que un usuario dejó en el Segip demostraron que estos valores aún persisten.
Contenta por haber colaborado con una persona al devolverle su mochila, relató que el pasado martes lo único que hizo fue poner en práctica lo que sus padres le enseñaron desde niña: la honestidad.
Contó: “En los dos meses que trabajo limpiando en el Segip (Servicio General de Identificación Personal) encontré chompas, sombreros y otras cosas” que la gente olvida.
Añadió que la vida le enseñó que las claves del éxito son el esfuerzo y el sacrificio. “Estoy contenta porque estoy inculcando un buen ejemplo a mis tres hijos. Es mi forma de ser, por ejemplo, en una ocasión también actué así cuando a una señora que dormía en el trufi se le cayó su celular”, indicó. Entonces, su gesto despertó admiración y respeto, afirmó.
La trabajadora de limpieza mencionó que antes se dedicaba a la venta de productos de limpieza en el mercado La Paz. “Era comerciante ambulante. Yo sé que conseguir cosas cuesta, por eso no me aprovecho del descuido de otras personas”, aseveró.
Frontanilla es madre soltera y todos los días se levanta a las 4:00 por varias razones. “Tengo que alistar a mis hijos para que puedan ir a la escuela antes de venirme al trabajo (...). Vivo en Vinto y como debo estar para las seis de la mañana tengo que salir temprano”, agregó.
Sin embargo, pese a las adversidades económicas que tiene, porque sólo gana 1.200 bolivianos al mes, Frontanilla expresó que no cambiará su forma de ser con los demás.