Colegio Branko Petricevic, tres décadas con un conflicto legal
El conflicto legal por el terreno del colegio Branko Petricevic, en Sarco, es una historia de nunca acabar.
El problema sigue igual o peor que hace 30 años, debido a que los padres exigen que el complejo se mantenga como escuela. Sin embargo, los adjudicatarios se oponen a la expropiación y piden la devolución del predio para un nuevo proyecto inmobiliario.
Los esfuerzos de la Alcaldía y del Concejo Municipal han sido insuficientes para contener la molestia de los padres de familia y para convencer a los adjudicatarios de llegar a una expropiación a un precio justo.
“Estamos cansados. Fuimos muy pacientes esperando la pronta solución de la Alcaldía. Pese a que se emitieron dos leyes municipales, no hicieron la expropiación”, enfatizó el representante de la Junta Escolar de Padres de Familia del Branko Petricevic A y B, Ricardo Aramayo.
La demanda de los padres cobra fuerza cada vez que termina el ciclo escolar porque, cuando se inician las inscripciones, el recinto está cerrado y no hay más opción que inscribir a los niños en la calle, lamentó su representante.
Los profesores y directores esperan no tener que pasar por el mismo inconveniente en 2019, cuando comiencen las inscripciones. Además, están conscientes de que este problema afecta psicológicamente a los más de 600 estudiantes.
“Este problemas afecta mucho a los niños porque tienen que estar pensando si su colegio estará abierto o no para las siguientes inscripciones. Están atropellando a los intereses de los niños”, señaló Benito Villca, director de primaria.
Con la premisa de zanjar este conflicto, el Concejo Municipal aprobó el 23 de febrero las leyes 260/2018 y 261/2018 de declaratoria de necesidad y utilidad pública del bien inmueble conformado por dos predios de 4.788,52 y 3.341,14 metros cuadrados. Sin embargo, el dirigente de la OTB Los Álamos, Freddy Rengifo, aseguró que no fueron notificados y pidieron la abrogación de las normativas. Aramayo replicó y dijo que la Alcaldía emitió tres notificaciones por edicto.
Antecedentes
El colegio Branko Petricevic se fundó el 13 de mayo de 1987 como un complejo educativo modelo por las condiciones que reunía en esa época: más de 30 aulas, ambientes para una biblioteca y ramas técnicas, además de contar con áreas verdes.
Los padres de familia, vecinos y profesores recuerdan que el colegio se construyó en los terrenos cedidos a título gratuito por la familia del “doctor Raymundo Grigoriú y su esposa María Consuelo”, para la construcción de una escuela que beneficie a los niños de la zona. En cambio, el apoderado aseveró que las tres urbanizaciones de la OTB Los Álamos destinaron el terreno para un complejo para que sus hijos tengan dónde estudiar.
La construcción fue financiada por la esposa de Branko Petricevic, un empresario de la época, a cambio de que la escuela lleve el nombre de su difunto esposo.
En esta gestión, el colegio Branko Petricevic cumplió 31 años y, durante todo este tiempo, el mantenimiento del establecimiento corrió por cuenta de los padres de familia. Hasta el año 2000, aportaban 5 bolivianos por año para pagar el consumo de agua y energía eléctrica, además de obras extras.
En la actualidad, los padres pagan 10 bolivianos por familia para cubrir los gastos para el mantenimiento, debido a que la junta escolar firmó acuerdos con las autoridades para que la Alcaldía pague el consumo de agua y energía eléctrica.
OPINIONES
"Representantes de la Alcaldía se comprometieron a que desde 2019 el colegio pase a manos del municipio, mientras sigue la emergencia.
Ricardo Aramayo
Representante Junta Escolar
"Lamentablemente, el derecho propietario está dado a la OTB Los Álamos. Como directores, pedimos que se cumplan con la expropiación.
Elizabeth Almendras
Directora del nivel preincial
"Tenemos toda la documentación original del derecho propietario de los dos predios, donde están los 169 adjudicatarios.
Freddy Rengifo
Dirigente OTB Los Álamos
Terreno donado ahora tiene 169 adjudicatarios
Aunque, de acuerdo a la tradición, el terreno del colegio fue cedido por la familia Grigoriú, hoy, los 8.000 metros cuadrados están registrados en Derechos Reales como patrimonio de 169 adjudicatarios, que inscribieron los lotes en una regularización, según los documentos que presentó el apoderado y dirigente de la OTB, Freddy Rengifo.
Si bien los representantes, vecinos y hasta exdirigentes reconocen que los terrenos fueron donados, los adjudicatarios exigen disponer de los predios para sus emprendimientos particulares, aunque aseguran que seguirán cumpliendo su función social. Las personas que hicieron el registro demandan que se reconozca que aportaron con la mano de obra para la edificación.
El dirigente Rengifo contó que tienen otros planes para los terrenos, como construir una sede social, una escuela o universidad privada e incluso planean construir viviendas para sus hijos.