Cierre técnico de K’ara K’ara está en 45%, el plan “B” está en licitación
Han pasado poco más de cuatro años desde que la empresa Colina se adjudicó la disposición final de residuos y el cierre técnico de K’ara K’ara.
Así se intentan minimizar los problemas de contaminación que más impactan en el entorno: los malos olores y la fuga de lixiviados (líquido de los residuos descompuestos).
El botadero está calificado ahora como un relleno “controlado”, pero aún no un relleno sanitario como exige la normativa ambiental. Y a poco de vencerse el plazo para su cierre, la Alcaldía busca adjudicar por invitación una planta de industrialización de residuos hasta fines de febrero.
El botadero de K’ara K’ara comenzó a operar en 1987 en un terreno de 36 hectáreas cedido por la Universidad Mayor de San Simón. El plazo para su funcionamiento termina en diciembre, pero Colina considera que aún puede usarse por un tiempo más. Sin embargo, los vecinos se oponen.
Macrocelda 1
Este relleno controlado cuenta con dos macroceldas. Una, corresponde a un espacio de siete hectáreas, que donde se deposita basura desde 1987, por lo tanto, el suelo no se preparó para este fin y tampoco se generaron las condiciones para el manejo correcto.
“Cuando llegamos la basura estaba por todas partes, el olor era insoportable y los gases generaban dolor de cabeza”, explicó el gerente de Operaciones de Colina, Daniel Lara.
Siguió: “En esta macrocelda colocamos una primera capa que es sólo tierra, luego piedra, sigue una membrana geotextil, arcilla y una mezcla de compost, arcilla y gravilla para colocar vegetación”.
La macrocelda dejó de recibir basura desde hace 10 años. Tiene una altura de 35 metros al norte, 25 al sur y se plantaron 200 árboles.
Colocaron acacias, ficus y cipreses, pues sus raíces no llegarán hasta la basura. Si esto pasa se morirían,explicó un técnico.
La macrocelda cuenta con chimeneas de biogás, pero ya no generan demasiado. También tiene el drenaje de lixiviados, pero sólo se producen tres metros cúbicos al día.
“La macrocelda uno tiene un 90 por ciento de cierre técnico. El objetivo es que se convierta en un área verde recreacional para la mancomunidad, pero al inicio debe ser controlada”, agregó Lara.
Macrocelda 2
Es la unión de las celdas dos y tres. Es la que recibe gran parte de las 550 toneladas de basura que se desechan cada día en la ciudad. Sin embargo, comenzó a operar sin tratamiento previo.
“Cuando llegamos marcamos una línea y lo que hicimos fue hacer las chimeneas para el biogás y el drenaje de lixiviados”, explicó Lara.
Debido a que el acopio es más reciente hay una importante generación de biogás. Por eso se mantiene encendida una llama para quemarlo y que no se propague.
Cada día se producen 100 metros cúbicos de lixiviados y se procesan en 10 piscinas: cinco para su almacenamiento y cinco para su tratamiento.
“El manejo que hacemos mejoró bastante, pero aún hay altos grados de materia orgánica. Sirve para regar algunos suelos y que se evapore”, explicó el gerente.
La macrocelda es de 8,5 hectáreas. Una altura de 20 metros y puede llegar a 15 o 20 más para recién cerrarse.
En este caso la basura es separada por ecorrecolectores y la Empresa Municipal de Servicio de Aseo (EMSA). Además, una vez que llega ésta es trasladada con maquinaria, se la compacta y cubre.
“K’ara K’ara dejó de ser un botadero para ser un relleno controlado”, manifestó uno de los técnicos. Sin embargo, Lara indicó que aún es necesario hacer una auditoría ambiental para conocer los niveles de contaminación que generó el vertedero cuando no se hacía ningún manejo de residuos. La Gobernación debía llevar a cabo esta tarea, pero aún no la hizo.
Plan “B”
El problema social generado en torno a K’ara K’ara es bastante grande. Los vecinos se fueron asentando poco a poco en el entorno hasta rodear el límite del botadero.
Según el último convenio y algunos cálculos técnicos, el cierre definitivo sería en diciembre de 2019.
Por este motivo, el jefe de Residuos de la Alcaldía, Marco Claure, informó que en los siguientes días se invitará a las nueve empresas que se interesaron en ejecutar el relleno metropolitano. Como ese proyectó se frustró ahora serán convocadas para que presenten propuestas para una planta de industrialización para la ciudad.
El principal requisito es que cuenten con un terreno y planes de semi-industrialización de la basura. Por ejemplo, para la trituración de escombros, una planta procesadora de llantas y otra similar para residuos infecciosos.
El responsable de Residuos del municipio también añadió que hasta fin de mes se pretende tener a la empresa con un presupuesto de 27 millones de bolivianos. El objetivo es que funcione desde el cierre de K’ara K’ara, en 2020, según el cronograma vigente.
SEGUIMIENTO
Hallan heces en control de pozos
La empresa Colina, que se adjudicó el manejo del relleno y el cierre técnico en 2014 por alrededor de Bs 20 millones al año, implementó seis pozos para monitorear las aguas subterráneas de K’ara K’ara, debido a que en el pasado el terreno no se preparó para recibir residuos.
El gerente de Operaciones de Colina, Daniel Lara, explicó que existe una capa de arcilla, que evita la filtración de lixiviados hacia las aguas subterráneas. Sin embargo, en los análisis identificaron heces. Se presume que por los pozos sépticos, porque la zona no tiene alcantarillado.
Mancomunidad rechazó implementar proyectos
Según el primer convenio que firmó Colina con la Alcaldía de Cochabamba, la empresa debía ejecutar 13 actividades en el relleno sanitario. Sin embargo, ambas instancias indican que son los mismos vecinos quienes rechazaron la implementación de varias de éstas.
Colina entregó el estudio y el proyecto para implementar una planta trituradora de escombros. Sin embargo, los vecinos rechazaron esta opción, pues indicaron que haría mucho ruido y levantaría demasiado polvo en todo el entorno de K’ara K’ara.
Por otro lado, se presentó un proyecto para dos plantas procesadoras, una de llantas y otra de residuos infecciosos pero tampoco se decidió la implementación, pues sólo sería para un año más de funcionamiento. Por ello, se impulsará que éstas se implementen en el nuevo relleno, informó el jefe de Residuos de la Alcaldía, Marco Claure.
Es así que las llantas se siguen acumulando en un sector. Mientras, los residuos hospitalarios son dispuestos en una celda especial con un tratamiento adicional de cal.
ANTECEDENTES
Relleno sin datos y tareas de Colina
K’ara K’ara comenzó a operaren 1987. Sin embargo, con el tiempo se vio la necesidad de convertirlo en un relleno.
Pero la zona no tiene planos. Tampoco datos estadísticos del ingreso de basura. El contrato con Colina preveía 13 tareas. Operación técnica (1), la disposición final (2), disposición de residuos bioinfecciosos, compost, biogás, escombros y llantas (3), manejo de lixiviados (4), preservar el ambiente (5), cierre técnico (6), mitigar impactos (7), la Ley de Gestión (8), vigilancia (9), planta de abono y biogás (10), lombricultura (11), manejo de escombros (12) e invertir en equipos (13).
ANÁLISIS
“Basura, botaderos y mentiras piadosas”
JORGE E. IBÁÑEZ ABOGADO
Vivir en una ciudad cuya expansión urbana es acelerada y caótica debido a las urgencias habitacionales o por distorsión del mercado inmobiliario implica a la vez la transformación de hábitos culturales de consumo que no van de la mano con el desarrollo de infraestructura que procese los desechos.
Los alcaldes son rehenes de los cortos plazos en la gestión de la basura, la mayor preocupación es que no estalle la bomba en su mandato.
La realidad económica de nuestros municipios hace virtualmente imposible la aplicación de alternativas tecnológicas que se utilizan en países de Europa. También determina que no podremos salir del modelo del vertedero por mucho tiempo. Algunas técnicas para tratar la basura que con probabilidad no serán implementadas a mediano plazo como un plan “B” a los rellenos son la incineración y el reciclado.
La incineración, un modelo europeo, está lejos de la realidad económica de los municipios. El reciclado es otra ilusión, este proceso basado en la regla de las 3Rs (reducir, reusar, reciclar) no tendrá frutos ni a mediano plazo. Hacer que el ciudadano adquiera este hábito en una ciudad que aún no culminó su urbanización es una especie de mentira socialmente aceptada, pero mentira al fin.