Cambio realizado por banco central de Argentina hace sonar las alarmas
Benedict Mander
Cuando se le preguntó a Mauricio Macri en el Foro Económico Mundial en Davos hace unas semanas si había presionado al banco central para que bajara las tasas de interés, momentáneamente pareció perder la calma.
El presidente de Argentina cambió rápidamente de inglés a español para dejar claro que su gobernador, Federico Sturzenegger, disfrutaba de “independencia absoluta” para administrar la política monetaria “como le pareciera”.
Para los inversionistas, la cuestión de la credibilidad del banco central y las consecuencias para la moneda es un asunto candente. Los extranjeros han comprado buena parte de la deuda argentina denominada en pesos, pero el peso se ha convertido en una de las monedas con peores resultados en lo que va del año — perdiendo un 5 por ciento frente al dólar estadounidense — en un momento en que la mayoría de las monedas se fortalecen ante al dólar.
El estatus ganado rápidamente del país como favorito del mercado después de que Macri asumió el poder hace poco más de dos años se ha visto moderado por la confusión sobre un cambio en la política de tasas de interés del banco central la semana pasada.
La decisión del banco de reducir su tasa de interés de política en 75 puntos básicos hasta el 27,25 por ciento el 23 de enero sorprendió a muchos en la comunidad financiera ya que la mayoría cree que tendrá dificultades para alcanzar incluso su nueva y relajada meta de inflación de este año del 15 por ciento.
A los inversionistas les han estado sonando las alarmas desde que el Gobierno relajó la meta de inflación del banco central a finales de diciembre, luego de que la especulación del mercado en cuanto a ese cambio desencadenara la debilidad del peso ese mes.
Después de que la inflación alcanzara el 24,8 por ciento en 2017, la medida para tolerar un objetivo del 15 por ciento — en lugar de un rango del 8 al 12 por ciento — se consideró una respuesta a las preocupaciones de que las altas tasas de interés estaban sofocando la recuperación económica de Argentina.
“El mercado quiere una reafirmación de que la inflación es la prioridad del banco central”, dice Siobhan Morden, jefe de estrategia de renta fija para América Latina de Nomura Securities International.
El golpe a la credibilidad del banco central representa un cambio dramático de la actitud exuberante de los inversionistas hacia Argentina hace menos de un año cuando el Gobierno vendió un bono de 100 años que tuvo un exceso de solicitudes. El mercado bursátil de Argentina encabezó el rendimiento global en 2017.
Las preocupaciones de que pudiera haber una nueva era de volatilidad cambiaria en Argentina le han restado brillo al “carry trade”, o la operación de acarreo: pedir prestado a tasas de interés más bajas en una moneda para invertir a tasas más altas en otra.
Si bien el “carry trade” argentino puede estar en una fase madura — los extranjeros poseen casi $us 5 mil millones de los $us 61 mil millones de los valores del banco central que los inversionistas prefieren para el comercio — un éxodo masivo a corto plazo sigue siendo improbable.
“Eso sería un gran riesgo para el banco central”, dice Morden, alegando que no hay motivo para una fuerte salida del “carry trade” al tipo de cambio actual de casi 20 pesos por dólar.
Ciertamente, desalentar a los inversionistas extranjeros del “carry trade” sería prematuro, dice Morden. Dados los subdesarrollados mercados locales de capital de Argentina, el Gobierno sigue confiando en los inversionistas extranjeros para financiar un déficit fiscal enorme sin recurrir a la impresión de dinero.
Ya este año, Argentina ha emitido $us 9 mil millones en deuda externa, aunque los precios de sus bonos denominados en dólares han caído más del 3 por ciento desde el 1 de enero. Peor aún, los precios de los bonos de la provincia de Chubut colapsaron momentáneamente la semana pasada después de que su gobernador, involuntariamente, dijera que la provincia “reestructuraría” su deuda en lugar de refinanciarla.
Aun así, muchos siguen confiando en que la transformación económica de Argentina bajo Macri sigue por buen camino. Alberto Bernal, estratega principal de mercados emergentes de XP Securities, incluso les dijo a los clientes que el peso se apreciaría en términos reales este año.