Rodolfo, un luchador de las calles
Rodolfo Choque es un joven de 28 años que todos los días trabaja como oficial voluntario de tránsito, colaborando con el ordenamiento vehicular y con la circulación de peatones en la avenida Blanco Galindo, considerada por muchos como “la carretera de la muerte”.
Hace aproximadamente ocho años Rodolfo perdió su pierna izquierda en un hecho de tránsito. Trabajaba como ayudante de chofer de flotas y debido a la imprudencia de un conductor en estado de ebriedad se vio sumergido en la tragedia; sin embargo, esto no le quitó las ganas de seguir adelante y luchar por su familia.
“En la empresa de la flota me prometieron trabajo de por vida y un pie ortopédico pero nada de eso pasó (…) me dieron 2 mil bolivianos con eso pagué el hospital y se han olvidado de mi (…) el accidente pasó el 14 de septiembre del 2008 en Melga, en el sector de Rodeo”, contó a Los Tiempos, Rodolfo.
Su principal objetivo es evitar accidentes y tratar de enseñar educación vial a las personas que todos los días violan las normas de tránsito.
“Les hago pasar a los niños, a las personas de la tercera edad y a todos los ciudadanos en general (…) me han regalado el reglamento del tránsito y un chaleco para que pueda trabajar (…) he visto todo tipo de accidentes y la verdad quiero evitar más muertes de personas”, relató Rodolfo.
Asimismo, indicó que la mayoría de los conductores no respetan las señalizaciones y que los peatones prefieren arriesgar su vida al no usar las pasarelas para atravesar la avenida Blanco Galindo.
“Los de servicio público, la mayoría son imprudentes, todo tipo de infracciones cometen y eso es grave. Lo peor es que hablan por sus celulares a la hora de manejar, están chateando y se distraen. Eso se ve todos los días sin falta”, señaló el voluntario de tránsito.
Rodolfo debe trabajar todos los días pese a su condición ya que los ingresos que genera su madre, vendiendo arrope en la cancha, no son suficientes para la familia. Asegura que luchará por el futuro de sus tres hermanos menores que aún estudian en la escuela.
Finalmente, recomendó a los conductores que eviten manejar bajo los efectos del alcohol y a los peatones les pidió que crucen la avenida “con todo el cuidado necesario”. Asegura que la mayoría de los choferes, tanto de autos y motocicletas, manejan a velocidades que superan los cien kilómetros por hora.
Rodolfo, como muchos otros, no tiene una vida fácil; pero sí la esperanza intacta y el valor que caracteriza a las mejores personas.