“Nuestra ciudad: un sistema vivo”
Las ciudades pueden considerarse en la actualidad como el hábitat natural de las personas. Se estima que más de la mitad de la población mundial vive en ecosistemas urbanos, con las ventajas y problemas que ello conlleva.
En Bolivia el 67,3 por ciento de la población habita en áreas urbanas y la tendencia no parece que vaya a cambiar. En consecuencia, se hace imperativo pensar a nuestras ciudades como matrices que nos determinan. Debemos ser capaces de acotar a su crecimiento sano, con mayor calidad de vida, de forma responsable e inteligente.
La ciudad es un sistema “vivo”, al igual que nosotros tiene un metabolismo. En ella existen flujos de materia, energía e información. Entre las principales cosas que ingresan al sistema urbano se encuentran: el agua dulce, los alimentos, las materias primas (madera, áridos, etc.), los combustibles y la energía eléctrica.
Las salidas del sistema son principalmente: aguas residuales, residuos sólidos y contaminantes atmosféricos. Cuánto mejor se utilicen los recursos que ingresan y cuánto menos se desperdicie, la ciudad será más saludable y sostenible. Ése es el objetivo de la ecología urbana, establecer el mínimo necesario de consumo para tener una calidad de vida, sin afectar a las siguientes generaciones.
Además de los ingresos y salidas en el sistema urbano, existen factores internos de regulación, que si son bien manejados, pueden ofrecer servicios ambientales a los pobladores y a otros ecosistemas. Por ejemplo: las zonas verdes, constituyen el principal sumidero de gases contaminantes, son el mejor regulador de temperatura y humedad del ambiente, así como la base de vida para otras especies. La reutilización y tratamiento adecuado de aguas residuales, favorece su purificación y el ciclo hidrológico local. Un sistema de transporte eficiente, beneficia la calidad del aire. La reducción de residuos sólidos y su disposición adecuada, disminuye la degradación de suelos; la urbanización apropiada a las condiciones del terreno, permite el uso adecuado del territorio y sus recursos.
El actual modelo de desarrollo en Cochabamba es del tipo expansivo, acelerado y sin planificación estratégica. Entre las situaciones más críticas vemos la degradación de los sistemas naturales próximos, la insuficiencia de los sistemas de saneamiento, un sistema de transporte contaminante y la ineficacia de los mecanismos de participación ciudadana en la generación de políticas ambientales.
Para pasar a un modelo de desarrollo más sostenible, los desafíos son muchos. Un buen inicio es lograr la naturalización de los espacios urbanos. Esto significa el incremento de la cantidad, calidad y conectividad de las áreas verdes (arborización y creación de bio-corredores), yendo más allá de la simple ornamentación. En todo ello es importante la participación ciudadana, integrada a procesos educativos, para generar una cultura de bienestar y convivencia solidaria.
Nota.- La columna es un aporte del colectivo ciudadano.