Quillacollo, su población supera los 158 mil
La tasa de crecimiento poblacional del municipio de Quillacollo seguirá descendiendo, según las proyecciones del INE.
La población del municipio de Quillacollo, actualmente, supera los 158 mil habitantes, de acuerdo a la proyección poblacional a 2017 efectuada por el Instituto Nacional de Estadística (INE).
Según los datos del Censo 2012, el municipio contaba en ese entonces con 137.182 pobladores. Durante muchos años, por su de alto crecimiento poblacional, por efecto principalmente de la migración de las comunidades rurales y de otros departamentos, era el segundo municipio más poblado del departamento después de la capital.
Pero ese ritmo de crecimiento bajó entre 2001 y 2012, por lo que perdió ese sitial frente Sacaba y se ubicó en tercer lugar a nivel departamental, aunque se mantiene como el más poblado de la provincia Quillacollo.
Su población urbana es cada vez mayor, por lo que paulatinamente está perdiendo su cualidad de rural agrícola y pecuaria.
Según esos datos, publicados por el INE con motivo del 112 aniversario de la creación del municipio, su población a la mitad de este año 2017 es de aproximadamente 158.264 habitantes, de los cuales 78.085 son hombres y 80.179, mujeres; además, la tasa de crecimiento estimada con base en el año anterior es de 2,38 por ciento, y para 2020 este municipio contará con 169.360 habitantes.
La tendencia de la tasa anual de crecimiento es descendente, en 2016 era de 2,46 por ciento y en 2020 será de 2,20 por ciento.
ACTIVIDAD ECONÓMICA
Según datos del Censo 2012, la población ocupada de 10 años o más de edad en Quillacollo se dedica principalmente al comercio, transporte y almacenes, con 33,5 por ciento; le sigue la industria manufacturera, con 14,6 por ciento; agricultura, ganadería, caza, pesca y silvicultura, con 11,9 por ciento; y construcción con 10,4 por ciento.
Por su ubicación, en el eje de conurbación, la actividad comercial y de transporte en Quillacollo, principalmente en el centro urbano, se ha intensificado, convirtiéndose en un grave problema de gestión para la municipalidad.
Con relación a servicios básicos, la publicación destaca que el 96,4 por ciento de las viviendas particulares en Quillacollo cuenta con energía eléctrica, 92,8 por ciento tiene gas para cocinar, 89,2 por ciento dispone de baño y 70,8 por ciento posee agua por cañería de red, entre otros servicios.
ACTIVIDAD PECUARIA
La producción pecuaria en este municipio del valle central establece la producción de 1.024.349 aves de granja como principal actividad ganadera, según el Censo Agropecuario 2013.
Le sigue en importancia la crianza de aves de corral (21.904), de conejos cuy (21.236), de ovinos (20.756), llamas (12.802), bovinos (8.964), porcinos de granja (5.752), porcinos de corral (2.500), conejos (2.198) y alpacas (1.113).
ACTIVIDAD AGRÍCOLA
La producción agrícola en territorio de las qollqas de Cotapachi (Silos andinos) muestra una significativa producción de papa con 136.303 quintales, seguida de maíz con 22.833,1 quintales y alfalfa con 19.032,9 quintales.
Los qollqas de Cotapachi emplazados en tres sectores de la colina al sur de la ciudad de Quillacollo, constituyen el vestigio arqueológico de conservación de alimentos más grande del Imperio del Tahuantinsuyo. El enorme complejo de aproximadamente 2.500 qollcas o silos para el acopio de maíz ocupa una superficie de 61 hectáreas, por lo que este territorio era conocido como “El Granero del Inca”.
De acuerdo a la importancia, por superficie, le siguen los cultivos de avena, trigo, cebolla, cebada en grano y crisantemo, según datos del Censo Agropecuario 2013.
Eduardo Mérida
Alcalde de Quillacollo
Como otros municipios de los valles cochabambinos, Quillacollo en el pasado era conocido por su vocación agrícola y la fertilidad de sus tierras. Su variada producción de hortalizas, frutas y verduras sirvió para abastecer los principales mercados del departamento y el occidente del país.
El alcalde Eduardo Mérida guarda entre los recuerdos de su infancia ese municipio agrícola y rural, cuando todavía gran parte de los caminos eran de herradura, no eran asfaltados como en la actualidad, y las grandes extensiones de pasto y cultivos que rodeaban las casas del centro urbano.
“No teníamos hambre porque había maizales, choclos y güiros (tallos del maíz), inmensos manzanales, en cada casa había plantas de damasco, durazneros y ciruelos”, recuerda la autoridad municipal.
También guarda en su memoria las lagunas naturales donde los niños y jóvenes del municipio iban a bañarse en la época de calor y los ríos de agua cristalina que bajaban de la cordillera donde se podía pescar.
“El olor a la comida preparada en leña inundaba las calles, la olla común era normal. Mejor se come entre varios que comer solo”, agrega Mérida al destacar que “Quillacollo de antes, era hermosa, ojalá se pudiera volver a ese entonces”.