Separamos la basura, pero no como una costumbre
La actitud que los cochabambinos de la región metropolitana admiten tener respecto de la basura doméstica resulta curiosa en algunos aspectos, de acuerdo con los resultados de la encuesta. Si bien más de la mitad de los interrogados asegura que clasifica los desechos producidos en el hogar, apenas un 15 por ciento indica que lo hace por costumbre.
Un poco más de la mitad de los encuestados, 53 por ciento, asegura que, en su hogar, antes de botar la basura la separan o clasifican, mientras el resto, 47 por ciento, admite que, en su casa, se deshace de sus desechos sin clasificación previa.
¿Por qué separan?
Interrogados acerca de las motivaciones ecológicas por las que separan o clasifican la basura antes de botarla, casi uno de cada dos, 50,6 por ciento, de quienes observan esa práctica responden que lo hacen porque “es bueno para el medio ambiente”. Al contrario, para el 49,4 por ciento de los que botan sus desechos por separado, no existe preocupación medioambiental alguna que motive su actitud.
¿Y por qué separan la basura en su casa? Aquí, las respuestas revelan motivaciones diversas que en su conjunto no evidencian ninguna actitud significativa resultante de una preocupación relacionada con la salud, la economía o los buenos hábitos.
Así, los posibles malos olores emanados por la basura de origen orgánico no son algo que les importe a más de siete de cada 10 —el 75,3 por ciento— de quienes clasifican sus desechos. Al contrario, un 24,7 por ciento indica que lo hace precisamente para evitar la pestilencia.
Una eventual preocupación por la salud es el motivo que impulsa a un 22,5 por ciento de quienes clasifican su basura, mientras que a la mayoría, el 77,5 restante, el probable perjuicio para su bienestar físico resultante de la no clasificación de sus desechos les despreocupa.
La posibilidad de algún beneficio económico, al clasificar los detritos, es significativa para un pequeño porcentaje, el 8,1 por ciento, de los encuestados. Mientras que para la gran mayoría, el 91,8 por ciento, ese aspecto es inexistente. Un porcentaje aún mayor, el 94,7 por ciento, descarta que la inexistencia de un servicio de recojo de basura sea la causa para que la clasifiquen antes de botarla. El resto, apenas un 5,3 por ciento, responde lo contrario.
Una proporción similar se observa en las respuestas a la pregunta si se clasifica la basura para alimentar a los animales. En efecto, menos de uno de cada diez encuestados —el 6,6 por ciento— de los que observa esa buena práctica lo hace con aquella motivación. Para la mayoría, el 93,4 por ciento, esa preocupación no existe.
Como se observa de los datos anteriores, para la mayoría de los cochabambinos que clasifican su basura no existe una preocupación ecológica, económica, logística ni de salud que los motive a hacerlo. ¿Será entonces que lo hacen por costumbre? Pues no. Casi nueve de cada 10 encuestados —un 85 por ciento— admite que la clasificación de sus desechos no es una cuestión de costumbre. Al contrario, poco más de uno, el 15 por ciento, señala que lo hace por hábito.
Finalmente, una gran mayoría, el 91,5 por ciento de los encuestados juzga que es buena la existencia de clasificadores informales —“gente que recoge y selecciona basura para venderla”—. El resto, un 8,5 por ciento, piensa lo contrario.
Destino final
Respecto del destino final que tiene la basura que se produce en el hogar, uno de cada 10 cochabambinos del área metropolitana parece desentenderse por completo del asunto, pues no responde a la pregunta: ¿Sabe usted qué pasa con la basura que botan en su casa?
Al contrario, nueve de cada 10, es decir, el 90,7 por ciento de los encuestados sí tienen una respuesta acerca de dónde van a parar sus desechos. La mayoría, un 89,3 por ciento, afirma que sus basuras terminan finalmente “en el botadero”. Y para un pequeño porcentaje, 1,4 por ciento, el destino final de sus desechos es “la calle, el río o la acequia”.
Basura especial
Pocos de los interrogados en la encuesta, el 24,8 por ciento, están al corriente de la existencia de algún centro de acopio de basura especial: papeles, plásticos, pilas, cercano a su casa. La gran mayoría de los encuestados, casi tres cuartas partes, el 75,2 por ciento, no conoce ningún establecimiento de ese tipo en su vecindad.
Esos datos coinciden de manera muy similar con los que resultan de las respuestas a la pregunta: ¿Lleva usted sus residuos plásticos, de papel o pilas a algún centro de acopio? Así, más de siete de cada 10 encuestados, el 73,7 por ciento, admiten que no depositan ese tipo de basura en un lugar específico para ello, por lo que puede deducirse que su destino final es el mismo del resto de desechos.
47% compra en desechables
Menos de cinco de cada 10 personas que compran comida lo hacen en un envase propio traído del hogar, de acuerdo con los resultados de la encuesta realizada sobre algunos hábitos de los cochabambinos de la región metropolitana.
A la pregunta: cuando usted compra su comida ¿lleva algún envase? Un 47,2 por ciento de los encuestados respondió que sí, mientras que el resto, un 52,8, aseguró que no.
Si al comprar comida se lo hace sin un recipiente propio, entonces, necesariamente ésta viene en un envase proporcionado por el vendedor. Y la gran mayoría de las veces, es de plástico.
Sin embargo, casi la cuarta parte de los encuestados asegura que nunca o casi nunca compra sus alimentos en envases de plástico. De manera más precisa, el 17,7 por ciento de los interrogados responde que casi nunca compra su comida en envases plásticos y el 5,2 dice que eso no sucede jamás.
Al otro extremo de la lista de respuestas, quienes admiten que siempre adquieren en un recipiente de material sintético sus alimentos preparados, constituyen el 15,3 por ciento.
ANÁLISIS
WILMER ROCHA
INVESTIGADOR DE CIUDADANÍA
La basura, un problema integral
Año tras año en Cochabamba se han ido desarrollando una serie de campañas de educación ambiental por parte de diversas instituciones estatales y privadas. La separación de la basura ha sido la preocupación principal en muchas de estas campañas; sin embargo, la acumulación de residuos en las calles, torrenteras, ríos y áreas verdes sigue siendo un problema notable en la región, además de la falta de conocimiento y práctica por parte de la población para separar dichos elementos.
Datos del Foro Regional muestran que en las tres regiones metropolitanas de Bolivia (La Paz, Santa Cruz y Cochabamba), las percepciones y los comportamientos son similares en cuanto al tratamiento de la basura. En Cochabamba, menos de la mitad de la población (47,4 por ciento) separa o clasifica la basura antes de botarla; asimismo, la mayoría de los encuestados afirman que no llevan sus residuos especiales (pilas, plásticos, papeles) a algún centro de acopio y que no conocen lugares con estas características cerca de sus casas. Por otra parte, el 93,7 por ciento de los encuestados ve de forma positiva que haya gente que recoja y seleccione la basura para venderla.
Por lo tanto, se observa que, en Cochabamba, la mayoría de la población no separa su basura para el servicio de recojo público y que tampoco conocen formas alternativas de clasificarla y hacer efectivo su reciclaje.
Por otro lado, es importante notar que las condiciones para el tratamiento y la separación adecuada de la basura en Cochabamba no son suficientes; es decir, se pide a la población que clasifique la basura en sus casas, que utilice de manera adecuada los basureros que están en los espacios públicos, pero al momento en que la basura es recogida por los carros basureros, es depositada en el mismo compartimento. Lo mismo ocurre en los espacios públicos, las empresas dedicadas a limpieza mezclan la basura de los basureros clasificados al vaciarlos. Esto influye de alguna manera en la actitud y el comportamiento de la gente, que al notar esas falencias, ven infructífera la realización de actividades de separado de basura. Entonces, es necesario pensar de forma más integral el problema de la basura en Bolivia.