Gritos y caos interrumpen juicio contra Rousseff
Brasilia | EFE y AFP
El juicio político contra la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, continuó ayer con una creciente tensión, continuas descalificaciones e insultos, que llevaron al presidente del Senado, Renán Calheiros, a decir que se sentía en un “manicomio”.
Los ánimos de los senadores se volvieron a caldear ayer en la recta final del proceso de destitución de Rousseff, que sus defensores intentan dilatar mediante la presentación de numerosas cuestiones previas que han motivado airadas protestas de la mayoría adversa a la mandataria.
El enfrentamiento dialéctico subió de tono y el propio Presidente del Senado llegó a perder ayer la compostura que ha mantenido a lo largo del proceso cuando se enzarzó en una discusión con la senadora Gleisi Hoffmann, una de las más fieles escuderas de Rousseff.
Hoffmann declaró abiertamente que el Senado “no tiene ninguna moral para juzgar” a la Mandataria, suspendida de sus funciones desde el pasado 12 de mayo por unas irregularidades en las cuentas públicas.
La declaración de Hoffmann cayó como un jarro de agua fría en el Senado y el propio Calheiros la rebatió y consideró “el colmo”, tras lo cual hizo uno de los más duros pronunciamientos vistos desde que, este jueves, comenzó la fase final del proceso.
“¿Cómo una senadora puede decir una cosa como esa?”, declaró Calheiros en el pleno del Senado, y recordó que Hoffmann y su esposo, el exministro Paulo Bernardo Silva, son investigados por presunta corrupción en la Corte Suprema.
Las palabras de Calheiros, miembro del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) del presidente interino Michel Temer, encendieron los ánimos de los escasos aliados con los que Rousseff cuenta en el Senado, entre ellos el senador Lindbergh Farias, quien tachó de “rastrero” el comportamiento del Presidente del Senado.
“No sirven las discusiones verbales. No podemos entrar en el terreno de las agresiones”, dijo a periodistas Farias, del Partido de los Trabajadores (PT), de Rousseff y el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva.
Los adversarios de Rousseff, por su parte, atribuyeron la bronca a la “agresividad” de Farias y sus colegas.
En tono irónico, Edison Lobao, también del PMDB, de Temer, aseguró que la sesión del próximo lunes será todavía “más animada”, ya que será cuando la propia Rousseff presentará su defensa personalmente.
LA POLICÍA INCULPA A LULA POR CORRUPCIÓN Y LAVADO
La Policía de Brasil inculpó ayer al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva por corrupción y lavado de dinero, en el marco de una investigación relacionada con el millonario fraude a la estatal Petrobras.
El informe debe ser analizado por la Fiscalía en los próximos 90 días para decidir si presenta cargos ante la justicia.
Lula, de 70 años y presidente entre 2003 y 2010, está sometido a tres investigaciones en la llamada Operación Lava Jato (lavadero de autos), en el que gigantescas empresas privadas sobornaron a ejecutivos de la petrolera y a políticos a cambio de suculentos contratos.
La Policía Federal recomendó acusar a Lula en esta oportunidad por la presunta adquisición de un apartamento y una chacra de forma irregular con la colaboración de la empresa OAS, involucrada en esa trama de corrupción.
Fueron incriminados igualmente Marisa Leticia Lula da Silva, esposa del expresidente, por corrupción pasiva y lavado, y otras tres personas.
Lula ya fue acusado por intentar obstruir las investigaciones de la Lava Jato.