Kuczynski pasa por el momento más duro de su presidencia
El presidente de Perú, Pedro Pablo Kuczynski, quien a fines de diciembre evitó su destitución, atraviesa por una crisis política ante la renuncia de congresistas afines, ministros, secretarios y protestas populares, tras el indulto concedido al exgobernante Alberto Fujimori, que cumplía una pena de 25 años por delitos de lesa humanidad.
Las reacciones al indulto a Fujimori mostraron a un Perú polarizado, dividido entre los simpatizantes del fujimorismo y la indignación de sus detractores, desde cuyas filas se planea impugnar la medida ante tribunales internacionales.
Media docena de parlamentarios muy conocidos de los 18 que apoyaban a PPK ya han renunciado, también lo ha hecho los ministros del Interior y el de Cultura. Artistas e intelectuales respetados piden su renuncia. Miles de personas salieron a la calle en Lima desde el martes pasado y en las redes sociales se volvió tendencia #FueraPPK. Protestas similares se realizaron en Arequipa, Ayacucho, Cusco, Chiclayo, Huacho, Piura, Puno y Trujillo.
Analistas peruanos creen que la situación queda totalmente abierta y la revuelta podría acabar forzando la salida de PPK, que ahora, en un giro inesperado, sólo puede contar con el apoyo del fujimorismo que hace una semana quería echarlo. Pero esta tregua es temporal, ya que este grupo quiere recuperar cuanto antes el poder perdido. Y además ahora tiene en la calle a un político fuerte como Alberto Fujimori que podría hacerse con el liderazgo de su grupo, como temía su hija Keiko, que por eso prefería que no fuera indultado, lo que desató una guerra interna con su hermano Kenji.
“Lo sucedido no garantiza estabilidad, estamos avanzando hacia una nueva inestabilidad”, dijo a la AFP el analista Mirko Lauer.
En tanto, el analista Santiago Pedraglio indicó que el fujimorismo quiere volver, le va a dar poco tiempo a PPK, el necesario para ordenar sus filas.
“Por suerte Perú tiene la visita del Papa en enero, no creo que haya cambios antes, pero la situación a partir de ahora es muy inestable”, señaló.
Autogolpe
Los peruanos todavía tienen en la memoria lo acontecido la noche del 5 de abril de 1992, cuando en un mensaje televisivo el entonces presidente Fujimori (quien tenía 20 meses en el Gobierno) anunciaba la disolución del Congreso.
Detalló las medidas que implementaría en su denominado “Gobierno de Emergencia y Reconstrucción Nacional”: cerrar temporalmente el Congreso de la República y ordenar la reorganización del Poder Judicial, el Consejo Nacional de la Magistratura, el Tribunal de Garantías Constitucionales (hoy Tribunal Constitucional) y el Ministerio Público.
Aquella noche, la historia del Perú dio un giro. Los militares salieron a las calles, rodearon sedes institucionales y medios de comunicación y amedrentaron a líderes políticos y periodistas.
Fujimori arguyó obstruccionismo en el Congreso bicameral y en el Poder Judicial, acusándolos de poner “freno a la transformación y el progreso”.
Una de las consecuencias de las medidas de ese día fue la convocatoria a elecciones para instalar un Congreso Constituyente Democrático (CCD), que elaboró una nueva Carta Magna, promulgada en 1993.
Esta estableció un Parlamento unicameral, limitó el rol empresarial del Estado y permitió la reelección presidencial inmediata, lo que fue clave para la permanencia de Fujimori en el poder.
Para el analista político Luis Nunes, la decisión de Alberto Fujimori fue excesiva e injustificable.
“Él sí tenía la potestad de negociar con el Congreso. Lo que hizo fue un sacudón para el Estado de derecho”, indicó.
El periodista Enrique Castillo considera que se dio un tiro de gracia a los partidos.
“El autogolpe nos dejó en el oscurantismo en ese ámbito. Ocasionó que los partidos no se volvieran a recuperar”, destacó al diario El Comercio.
25 años procesado y juzgado. Alberto Fujimori fue condenado a prisión por violaciones a los derechos humanos.
MASACRE DE BARRIOS ALTOS
El 13 de noviembre de 1991, seis hombres enmascarados irrumpieron en una fiesta en un pequeño apartamento del distrito Barrios Altos, una zona de clase baja, aledaña al Palacio Presidencial.
Los hombres eran miembros del escuadrón de la muerte que llegó a conocerse como el Grupo Colina.
Según el testimonio de uno de los integrantes, el objetivo era capturar a sospechosos de Sendero Luminoso. Los enmascarados dispararon contra los asistentes, matando a 15 personas.
Pero la masacre de Barrios Altos fue un error. Mala información de inteligencia hizo que el escuadrón confundiera la fiesta con una reunión secreta del grupo insurgente y matara a civiles inocentes.
MANIFESTACIONES CONTRA EL INDULTO NO CESAN
La protesta contra Pedro Pablo Kuczynski por el indulto concedido a Fujimori crece a medida que pasan los días y aumenta la sangría de apoyos del Presidente.
Al final de la tarde del pasado jueves, más de 15.000 manifestantes marcharon por las calles del centro de Lima contra el indulto, encabezados por los familiares de las víctimas de las matanzas de Barrios Altos y La Cantuta, cometidas durante el Gobierno de Fujimori por el Grupo Colina, un destacamento del Ejército. Luego de casi cinco horas de movilización, con gritos de “Fujimori: ladrón y asesino” y “Fuera, fuera, PPK”, los manifestantes se concentraron frente a Palacio de Justicia.
Está previsto que las reacciones internacionales contra el indulto a Fujimori continuarán esta semana pasada.
“Es el mayor revés para el Estado de derecho en Perú: un indulto humanitario concedido a un condenado por serios delitos luego de un juicio justo, cuya culpabilidad no está en cuestión y que no cumple los requisitos legales para un perdón”, ha cuestionado un grupo de expertos en derechos humanos de Naciones Unidas desde Ginebra.
En tanto, Kuczynski ha anunciado que está preparando con la primera ministra Mercedes Aráoz un “gabinete de reconciliación”, y los congresistas puente entre el oficialismo y el fujimorismo lanzan nombres de líderes de Fuerza Popular que se sumarían al Ejecutivo para seguir concretando la nueva alianza política.
Kuczynski ganó por corta distancia el balotaje de las elecciones de 2016 ante Keiko Fujimori, la hija de Alberto.
ANALISTA: LOS CRÍMENES NO SON IMPRESCRIPTIBLES
Aunque la gracia presidencial está fundamentada en una supuesta enfermedad no grave, degenerativa e incurable, pero que puede agravarse en prisión, el presidente del Instituto de Democracia y Derechos Humanos de la Pontificia Universidad Católica del Perú (Idehpucp), Salomón Lerner, aseguró que es evidente la existencia de un trato político, “un toma y daca”.
“Hasta el menos reflexivo de los peruanos vincula de inmediato el apoyo a Kuczynski de una parte de los fujimoristas con el indulto”, comentó Lerner, quien presidió la Comisión de la Verdad y la Reconciliación (CVR), que investigó el conflicto interno que asoló Perú entre 1980 y 2000, período que abarca el mandato de Fujimori.
Para Lerner, los crímenes que cometió Fujimori se tratan de delitos que la ley internacional considera imprescriptibles.
En criterio de Lerner, su sanción no puede ser modificada, más todavía cuando se trata de un emblemático caso de abuso desde el máximo cargo de poder de un Estado.