El Papa pide reconocimiento de mapuches e insta a dejar la violencia
La visita del Papa a Chile, que hace semanas parecía un viaje sin mucha trascendencia, se complica a cada paso. Después de una intensa jornada en Santiago, dominada por los abusos sexuales en la Iglesia chilena, por los que Francisco pidió perdón, el segundo día, en Temuco, la capital de la Araucanía y corazón del conflicto mapuche, también se torció por la quema de otras tres iglesias católicas y una evangélica protagonizada con toda probabilidad por grupos de este pueblo originario, el más importante del país, que reclama estas tierras tanto en Chile como en Argentina desde que fue arrasado a finales del siglo XIX.
Además otro grupo quemó tres helicópteros en una empresa de la zona y otro que intentó cortar la carretera hirió a un agente de bala en un enfrentamiento. Estos grupos reclaman la devolución de tierras que ahora están en manos privadas.
El Papa denunció ayer en Temuco el uso de la violencia en la lucha por reivindicar los derechos indígenas, en esta región del sur de Chile en constante tensión por el conflicto mapuche.
Durante una misa que dedicó a las víctimas de la dictadura de Augusto Pinochet, el Papa dijo que “no se puede pedir reconocimiento aniquilando al otro, porque esto lo único que despierta es mayor violencia y división”.
“La violencia llama a la violencia”, recalcó.
En la homilía saludó “de manera especial” a los miembros del pueblo Mapuche, así como a los demás pueblos originarios que viven en el país, como los rapanui (Isla de Pascua), aimara, quechua y atacameños.
La región de La Araucanía, de la que es capital Temuco, es escenario de la lucha que libran los mapuches, la etnia más importante de Chile, que denuncia discriminación y abusos y reclama la restitución de territorios ancestrales hoy mayoritariamente en manos privadas.
Francisco, que como argentino es un gran conocedor del problema mapuche, escogió visitar Temuco (800 kilómetros al sur de Santiago) para tomar contacto directo con esta población.
“INTEGRACIÓN DE LOS PUEBLOS”
Realizada en el Aeródromo de Maquehue, que sirvió de centro de detención y tortura durante la dictadura militar, el Papa dedicó la “Misa por la integración de los pueblos”, a la que asistieron unas 150.000 personas, a las víctimas de la dictadura de Pinochet (1973-1990).
“Esta celebración la ofrecemos por todos los que sufrieron y murieron y por los que cada día llevan sobre sus espaldas el peso de tantas injusticias”, dijo el Pontífice.
Envueltos en mantas o bolsas de dormir, con gorros y parcas para soportar el frío de la noche en el sur, los peregrinos aguardaron horas la presencia del Papa, el segundo Pontífice que visita la ciudad después de Juan Pablo II en 1987.
RETA A JÓVENES CHILENOS A “MOVER EL PISO” DE LA IGLESIA
AFP
En un encuentro con más de 20.000 jóvenes en Santiago -la mitad de los previstos-, convertido en uno de los actos más distendidos de su visita a Chile, el Papa los desafió ayer a “mover el piso” de la Iglesia y a rejuvenecerla.
“¡Cuánto necesita la Iglesia chilena de ustedes, que nos muevan el piso y nos ayuden a estar más cerca de Jesús!”, dijo Francisco desde la comuna de Maipú ante la multitud, que respondió con un cerrado aplauso y gritos de “¡Viva el Papa!”.
El Papa también los llamó a ser protagonistas “en el corazón de la Iglesia”, para que ayuden a darle “un rostro joven” participando activamente de encuentros pastorales en los que puedan mantener vivo el catolicismo.
Haciendo una analogía del uso del celular y de Internet, Francisco animó a los jóvenes a no quedarse “sin conexión” con Jesús, a no perder “la señal” ni dejar que se gaste “la batería” que mantiene vivo el fuego de Dios en sus corazones.
Asimismo, les pidió amar a su patria, ser valientes para ayudar a los más necesitados.