Buscan al cerebro del envío de cocaína desde Argentina a Rusia
El pasado 5 de diciembre el presidente argentino Mauricio Macri recibió al exespía de la KGB y actual secretario del Consejo de Seguridad de la Federación Rusa, Nikolai Patrushev, en la Casa Rosada. Pocos sabían que el exagente soviético cumplía una misión secreta.
En Moscú, una organización de narcotraficantes esperaba recibir 12 valijas con 389 kilos de cocaína. La carga viajó en el vuelo que llevaba a Patrushev de regreso a Rusia. Solo él y unos pocos investigadores sabían que la droga había sido reemplazada por harina por la Justicia.
Todo terminó con cinco detenidos, entre ellos, un exdiplomático ruso y un policía de la Ciudad. Aunque el líder sigue prófugo: se trata del enigmático “Señor K”, un empresario ruso que viviría en Alemania y es buscado por Interpol, según informó ayer el diario Clarín.
El operativo
El 13 de diciembre de 2016, el embajador ruso en la Argentina, Viktor Koronelli, descubrió 12 valijas con droga en un depósito del “Colegio Adjunto de la Embajada”, ubicado en Posadas al 1600, en Recoleta.
Antes de que el escándalo estallara, Koronelli le avisó a la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, que esa noche fue al lugar con el jefe de Gendarmería, Gerardo Otero. Con la presencia del juez federal Julián Ercolini, entraron al lugar y analizaron el contenido de las valijas, que estaba envuelto en 360 panes etiquetados con una estrella. Eran 389,24 kilos de cocaína de “máxima pureza” valuados en 50 millones de euros en el mercado ruso.
Los funcionarios decidieron incautar la droga pero continuar con la operación para dar con los miembros de la banda. Para eso, reemplazaron la cocaína con harina y la prepararon tal cual estaba en las valijas.
Todo tenía que ser durante la madrugada del 14 de diciembre y antes de las 6:00, cuando llegaba el personal de ordenanza.
Según contó Bullrich el jueves en conferencia de prensa, un gendarme tuvo que ir en la madrugada al Mercado Central a comprar 400 kilos de harina. A las valijas les insertaron dispositivos de rastreo por GPS para seguirlas. Y en una oficina de la Gendarmería se instaló una central de monitoreo que mostraba las cámaras de la embajada.
“Argentina ya tenía el decomiso de la sustancia, la Gendarmería había logrado realizar exitosamente la operación, y comenzó entonces una tarea de investigación en espejo”, dijo Bullrich sobre el trabajo en conjunto con el Ministerio del Interior ruso.
Las escuchas telefónicas confirmaron que los traficantes querían sacar las valijas por la vía diplomática. Y ahí es donde apareció el “Señor K”, un presunto empresario ruso con aceitados contactos diplomáticos sindicado como el líder de la organización.
“K”, como aparece identificado en la causa, viviría en Alemania y tiene pedido de captura por parte de Rusia. La pantalla que usaba para traficar la droga era el comercio de bebidas alcohólicas exclusivas. El cargamento le pertenecería. Y no era la primera vez que hacía una operación así.
De acuerdo a uno de los expedientes a los que pudo acceder el diario Clarín, “K” ya había logrado ingresar a Rusia al menos dos cargamentos similares.
Creen que lo hizo vía Uruguay. Su principal socio en este millonario negocio era Ali Abyanov, que hasta el 2016 era el tesorero de la embajada. Todo se complicó cuando el funcionario se jubiló y volvió a la capital moscovita.
RUSIA DESTACA LA COOPERACIÓN BILATERAL
El Ministerio de Exteriores de Rusia destacó ayer la colaboración entre las fuerzas de seguridad rusas y argentinas.
“Los órganos de seguridad de Rusia y Argentina llevaron a cabo una operación conjunta para desmantelar el canal para el suministro de una gran cantidad de droga desde ese país sudamericano al mercado europeo”, dijo la portavoz del Ministerio, María Zajárova
RECHAZAN VERSIONES MALINTENCIONADAS
Zajárova confirmó que el cargamento en cuestión fue encontrado, listo para ser enviado, en uno de los edificios auxiliares de la embajada rusa en Buenos Aires.
Rechazó versiones de prensa que tratan de sembrar dudas sobre la misión diplomática rusa en Argentina: “Es exactamente lo contrario. Es gracias al trabajo eficiente del embajador ruso y los diplomáticos por lo que la operación tuvo éxito”.