Rafael Correa, de la popularidad del poder al fantasma de la prisión
Casi que de la nada, Rafael Correa pasó de la academia a convertirse en el Presidente más popular y poderoso de Ecuador. Hasta hace un año nadie imaginaba los tiempos aciagos que vendrían para este locuaz e irascible líder de izquierda.
Tras una década en el poder, Correa enfrenta el riesgo de ir a la cárcel por su presunta participación en el fugaz secuestro de un opositor en Colombia en 2012.
Economista de 55 años, Correa dejó el Gobierno en mayo de 2017 en manos del que hasta ese momento era su aliado, el exvicepresidente Lenín Moreno.
Pero apenas soltó las riendas de la presidencia y partió para lo que debía ser un retiro tranquilo en Bélgica, comenzaron sus problemas.
Primero vino el divorcio político con Moreno -a quien llama el “traidor e incompetente”-, luego las acusaciones de corrupción bajo su Gobierno -que tienen en la cárcel a su otro exvice Jorge Glas- y ahora la investigación penal por un secuestro en el que él niega haber participado.
Un inesperado destino para el hombre que terminó con una década de inestabilidad política en Ecuador, pero que en el camino se fue granjeando enconados adversarios en la política, la clase empresarial, los medios y hasta entre antiguos partidarios.
Hoy el destino lo tiene más cerca del drama de Lula da Silva -el popular líder brasileño de origen obrero encarcelado bajo acusaciones de corrupción- que del retiro tranquilo al que decía aspirar cuando se fue de Ecuador.
Bajo su Gobierno desafió abiertamente a EEUU con la expulsión de diplomáticos y la no renovación de un convenio para que opere una base antidrogas.
Fernando Balda, un exdiputado suplente de la oposición tras ser parte del oficialismo, lo acusa de ordenar su momentáneo secuestro cuando estaba refugiado en Bogotá en 2012.
Aunque cinco personas alcanzaron a subirlo a la fuerza en un automóvil, la Policía colombiana interceptó el vehículo y logró la inmediata liberación del exparlamentario.
La Fiscalía investiga al exgobernante por la presunta participación en los delitos de asociación ilícita y secuestro, mientras que la justicia dispuso su prisión preventiva y activó una circular roja para que la Interpol le ubique con fines de extradición.
Correa vive en Bélgica junto a su familia.
“Me vinculan a un caso sin tener ninguna prueba, en base al testimonio de un policía que pasó siete horas el día anterior con el fiscal aprendiéndose la lección, diciendo que el Presidente lo ha llamado para pedirle que secuestre a Balda”, expresó el exmandatario ayer a la AFP en Bruselas.
Correa, quien logró 14 triunfos electorales en línea desde 2006, “genera sentimientos encontrados. Siempre los generó. El hecho es que él no tuvo la sagacidad política para manejarlos adecuadamente”, manifestó el politólogo Santiago Basabe.
“MORENO ESTÁ DETRÁS DEL COMPLOT”
Para el exgobernante socialista el “Gobierno” de su sucesor Lenín Moreno está “sin dudas” detrás del “complot”.
Sobre la circular roja de Interpol, Correa consideró que esta “no va a tener ningún éxito”, ya que esta organización de cooperación policial “toma su tiempo, analiza el caso y de ser político lo desecha” y “más político que esto no hay”.
El expresidente ecuatoriano Indicó que apeló la decisión de la justicia, aunque sin esperanza y con el objetivo de “poder ir a tribunales internacionales”. Y no descartó solicitar el asilo en Bélgica, un país que “jamás” daría trámite a su extradición, en su opinión.