Ortega celebra fiesta sandinista en medio de crisis que cobró 360 vidas
La celebración del aniversario 39 de la revolución de Nicaragua comenzó ayer en la Plaza de la Fe, con la presencia del mandatario Daniel Ortega y miles de simpatizantes sandinistas, en medio de una crisis sociopolítica que ha dejado cerca de 360 muertos en tres meses de conflicto.
Contrario a otros años, esta vez Ortega no fue acompañado por ningún jefe de Estado en la celebración de la revolución que el 19 de julio de 1979 derrocó al dictador Anastasio Somoza. Faltaron dos personajes recurrentes en la celebración, el presidente venezolano, Nicolás Maduro, y la premio nobel de la paz Rigoberta Menchú. Tampoco asistió la presidenta electa de la Asamblea General de la ONU, la ecuatoriana María Fernanda Espinosa, quien el año pasado expresó apoyo al Gobierno de Ortega.
La celebración sandinista se da en medio del rechazo de diversos sectores de la población nicaragüense, que acusan al FSLN de haberse convertido en un Gobierno similar a la dictadura somocista, tras 11 años consecutivos en el poder con Ortega al frente.
El Gobierno nicaragüense es señalado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Acnudh) como responsable de “asesinatos, ejecuciones extrajudiciales, malos tratos, posibles actos de tortura y detenciones arbitrarias cometidos en contra de la población mayoritariamente joven del país”.
Las autoridades de Nicaragua han negado reiteradamente dichos señalamientos.
Las protestas contra Ortega se iniciaron el 18 de abril, por unas fallidas reformas a la seguridad social y se convirtieron en un reclamo que pide la renuncia del mandatario, después de 11 años en el poder, con acusaciones de abuso y corrupción en su contra.
Masaya
La conmemoración tiene lugar dos días después de que el Gobierno tomó control de la ciudad rebelde de Masaya, el último feudo controlado por sus opositores, tras un violento enfrentamiento de seis horas que dejó al menos tres muertos y unos 200 perseguidos que huyeron del lugar.
La recuperación del control en Masaya animó al oficialismo, pese al clima de violencia que vive el país.
En Masaya, cuyos pobladores acostumbraban salir en caravana a Managua para el 19 de julio, las familias se reguardaron en sus casas, mientras los paramilitares que tienen ocupada la ciudad bailan al son de música sandinista.
Adicionalmente, el conflicto enfrentó al presidente con la Iglesia católica de Nicaragua, cuyos jerarcas se han erguido como las principales voces de crítica y defensa de la población ante la represión de las fuerzas gubernamentales, al tiempo que median en el diálogo entre el Gobierno y sus adversarios.
Ese diálogo no ha prosperado, principalmente por la negativa de Ortega de aceptar la propuesta de los obispos de adelantar las elecciones de 2021 a 2019.
EVO MORALES Y LA IGLESIA BOLIVIANA
La Conferencia Episcopal Boliviana (CEB) convocó para este domingo a una jornada de oración por la paz en Nicaragua y expresó el “hondo pesar” por la “situación de violencia, represión y muerte que ha costado” cientos de vidas y más de un millar de heridos.
Del otro lado, el presidente de Bolivia, Evo Morales, rechazó lo que consideró una “injerencia” y “estrategias criminales” estadounidenses en el conflicto.
El embajador Todd Robinson, de Estados Unidos, avisó que “todas las acciones están encima de la mesa”, pero evitó precisar si su Gobierno impondrá más sanciones contra funcionarios nicaragüenses.