Socialistas del siglo XXI, cada vez más en el ocaso en Latinoamérica

La semana que concluyó fue poco menos que funesta para la izquierda latinoamericana, llámese socialismo del siglo XXI, Foro de Sao Paulo, ALBA o Unasur. El Foro de Sao Paulo apenas congregó a Evo Morales y Nicolás Maduro, como los presidentes más visibles. La Unión Sudamericana de Naciones (Unasur) acaba de perder su edificio central en Ecuador y la institución está en crisis, y la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), sin el fallecido Hugo Chávez, parece cada vez más encaminada a su extinción.

Del otro lado, Venezuela sufre una terrorífica inflación de 2,8 por ciento por día (el año pasado fue de 3.000 por ciento al año, según cálculos del FMI); Nicaragua cumplió tres meses de conflictos sociales con 360 muertos en su haber; el expresidente ecuatoriano Rafael Correa tiene orden de aprehensión, y en Bolivia, Evo Morales enfrenta a quienes le exigen el cumplimiento de la Constitución y del mandato del referendo del 21 de febrero (21F), es decir que desista de su aspiración a un cuarto mandato presidencial.

De cualquier modo, Morales recibió un espaldarazo en la Cumbre de Sao Paulo, aunque sólo sean tres mandatarios (Maduro, el salvadoreño Salvador Sánchez-Cerén y el cubano Miguel Díaz-Canel). Como correspondencia, Morales y Maduro exteriorizaron su apoyo al Gobierno del nicaragüense Daniel Ortega y despotricaron una vez más contra la injerencia del imperio (Estados Unidos), aunque no mencionaron a las 360 víctimas fatales.

Para el economista y analista político Roberto Laserna, quien prefiere no utilizar los términos de izquierda o derecha (por considerarlos imprecisos), los socialistas se han ubicado habitualmente como estatistas autoritarios aunque su discurso enfatice las palabras justicia y libertad, “pero los latinoamericanos están comprendiendo mejor cuando descubren que el fracaso cubano no se debió ni al bloqueo ni a la falta de recursos naturales, porque Venezuela fue muy diferente en esos aspectos y su fracaso fue igualmente estrepitoso. Por eso es también que tanto el Foro como Unasur perdieron credibilidad”.

“Están en el ocaso y necesitan protegerse entre ellos”, dice sobre el tema la analista política Ericka Brockmann.

“Era obvio que este foro (Sao Paulo) iba a brindar el apoyo incondicional a Morales para una nueva reelección. En el escenario internacional, debe ser el único que respalda esta ilegal y anticonstitucional candidatura”, opina, en tanto, el analista Rolando Tellería.

Sin embargo, según Tellería, con la muerte de Chávez y el giro de Latinoamérica a la “derecha”, tanto ALBA, creado con fines “estrictamente políticos”, como Unasur tienen acta de defunción, condenando a Bolivia a un aislamiento diplomático.

Según Brockamnn, si bien el contexto devela cada vez más señales de que el bloque socialista está en coma, no quiere decir que esté muerto, y los que sobreviven se apoyan.

“No obstante la sanguinaria y brutal represión en Nicaragua, llama mucho la atención, pero no extraña, el apoyo de Evo Morales. Esto, ciertamente, en el escenario internacional, posiciona una imagen negativa del Presidente”, dice Tellería.

OPINIONES

"Con la muerte de Chávez, el ALBA queda debilitado. Los objetivos de su nacimiento fueron políticos, e igual que Unasur, muy pronto tendrá “acta de defunción”. Rolando Tellería. Analista político

"El socialismo del siglo XXI en Latinoamérica está en coma, pero no está muerto, y los que sobreviven se protegen entre ellos, como una forma de aferrarse en el poder". Ericka Brockmann. Analista política

UNASUR ESTÁ EN CRISIS Y PIERDE SU EDIFICIO

La Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) está en crisis, lo reconoció el propio Evo Morales, que ejerce la presidencia rotativa del bloque, del que seis países suspendieron su participación en abril pasado.

Brasil, Argentina, Colombia, Chile, Perú y Paraguay decidieron en abril pasado suspender su participación en la Unasur, tras conflictos con los Gobiernos socialistas.

Desde el 31 de enero de 2017, la organización permanece acéfala, ya que sus Estados miembros no han podido designar al secretario general que debe suceder al colombiano Ernesto Samper (2014-2017). La postulación del diplomático argentino José Octavio Bordón no tuvo el apoyo de los Gobiernos izquierdistas y desde entonces la conducción está acéfala.

Además, el edificio de Unasur, con sede en Quito y para el que se destinaron 45 millones de dólares, pasará a convertirse en una universidad indígena, por disposición del actual presidente ecuatoriano, Lenín Moreno, quien revoca así una disposición de su antecesor, Rafael Correa.

EL FORO DE SAO PAULO, CADA VEZ MÁS DEBILITADO

El último Foro de Sao Paulo tuvo al venezolano Nicolás Maduro y al boliviano Evo Morales como los únicos mandatarios presentes en el foro, además del anfitrión cubano, Miguel Díaz-Canel, y el salvadoreño, Salvador Sánchez-Cerén. El Foro de Sao Paulo fue creado por iniciativa de los presidentes de Cuba, Fidel Castro, y de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva. El primero, ya fallecido y el segundo, preso por presunta corrupción.

En la sesión de clausura, en la que también estuvieron presentes los expresidentes de Brasil Dilma Rousseff y de Honduras Manuel Zelaya, se denunció el “martirologio al que es sometido” Lula, se dio un voto de solidaridad a Nicaragua y al Gobierno de Daniel Ortega y se aplaudió la victoria de Andrés Manuel López Obrador en México, aunque ni él, que se define de izquierda, asistió al foro, como bien observa la analista Ericka Brockmann.

Tampoco asistió Ortega, aunque, para su descargo, tenía el país ardiendo con conflictos sociales.

Para Maduro, en tanto, el Foro está más vivo que nunca. “Mientras haya imperialismo habrá lucha”, dijo, mientras que Morales insistió en que la derecha le inventa mentiras y el Foro terminó respaldando su intención prorroguista. “Era obvio que este foro (que más pareció ‘cumbre de dictadores’) le iba a brindar el apoyo incondicional para una nueva reelección. En el escenario internacional, debe ser el único que respalda esta candidatura”, dice por su parte el analista Rolando Tellería.

ALBA NACIÓ CON CHÁVEZ Y PUEDE MORIR TRAS ÉL

El ALBA era un convenio económico suscrito en 2004 entre Cuba y Venezuela (más tarde se unirían Bolivia y otros países), como un desafío al ALCA y a Estados Unidos. Acababa con los aranceles a las importaciones entre ambos países y que facilitaba a Cuba inversiones y petróleo subvencionado por parte de Venezuela.

Pero la alianza fundada por Hugo Chávez y Fidel Castro ya es prácticamente cosa del pasado. Hoy ambos líderes están muertos y el petróleo ha tenido caídas estrepitosas de precio.

Según explica el analista político Rolando Tellería, la fundación del ALBA, fue propiciada por Hugo Chávez, en la fase de apogeo de los Gobiernos del llamado socialismo del siglo XX, con el objetivo de contrarrestar, bajo su liderazgo, la hegemonía de Estados Unidos. Con la muerte de Chávez, ese organismo quedó sustancialmente debilitado, y muy pronto tendrá “su acta de defunción”.

“En ese escenario, la posición diplomática radical de Bolivia quedará más aislada aún”, explica Tellería.

OTRO CONFLICTO EN COMÚN: ENFRENTARSE CON LA IGLESIA

Otro asunto: la Iglesia. Los Gobiernos de Bolivia y de Nicaragua tienen enfrentamientos enconados con la Iglesia católica. La Conferencia Episcopal Boliviana (CEB) ha exhortado al Gobierno a que respete la Constitución y el referendo del 21 de febrero, y su similar de Nicaragua condenó al violencia en este último país. En este contexto, se extraña la voz del Papa.

El analista Roberto Laserna explica que “ curas y obispos suelen asumir una posición determinada por sus sensibilidades humanas, la cercanía con la gente y su disposición a comprender a los que sufren. El análisis y la reflexión suelen expresarse en comunicados, cartas y mensajes pastorales que son cuidadosamente preparados. No siempre coinciden, pero siempre es bueno escucharlos”.

En cuanto al Papa, él “está mucho más lejos y además sufre una doble condición de pastor religioso y jefe de Estado, por eso suele ser mucho más cauteloso, como se vio en los casos de Paulo VI, Juan Pablo II y Benedicto XVI. Pero en el caso de Francisco, me parece que juega mucho su condición personal, su experiencia argentina, que lo hace muy sensible al discurso populista. Confío, sin embargo, en que el clamor de la gente y el de los obispos le permita asumir pronto un rol más activo en defensa de los derechos humanos”.