Trump piensa en su reelección, no en la administración
Cualquier otro presidente estaría vanagloriándose del crecimiento de Estados Unidos. En menos de tres meses, los republicanos podrían perder el control del Congreso, pero Trump se enfoca en todo menos en la economía. Inquieto por el juicio de su exgerente de campaña, calificando a los medios como enemigos del pueblo o intensificando su purga del llamado Estado profundo, Trump no se apega al guion de las elecciones de mitad de período. La pregunta es adónde lo llevará este comportamiento.
El resultado no será positivo. Dos eventos dictarán la segunda mitad del mandato de Trump. El primero es la conclusión de la investigación de Robert Mueller. Los abogados de Trump temen que él se halle en un dilema: si se niega a ser interrogado por Mueller, implica culpa; si acepta, hay enorme riesgo de perjurio. Ambos caminos conducen a un posible desastre.
El segundo evento es la probable derrota republicana en las elecciones de mitad de noviembre. Una toma de poder de la Cámara de Representantes, y posiblemente del Senado, por parte de los demócratas empujará a Trump a donde él se siente más cómodo: oponiéndose al “pantano de Washington”. Criticar a Washington serviría como trampolín para la campaña de reelección en 2020.
Los demócratas quieren arrollarlo en noviembre, pero el aislamiento también favorecería el punto fuerte de Trump: hacer campaña en lugar de liderar. Como mínimo, los demócratas utilizarán su poder para exponer los interminables conflictos de la administración Trump; pueden complicarle la situación por el resto de su mandato. Como máximo, pueden gestionar su destitución.
La política estadounidense ha estado atrapada en una permanente campaña durante décadas. Con cada ciclo, las próximas elecciones parecen comenzar cada vez más pronto. El resultado en 2020 será más crítico para el futuro del mundo que cualquier elección en la historia moderna.
Mucha gente aún atribuye la victoria de Trump en 2016 a una serie de accidentes. Hillary Clinton era un blanco demasiado fácil. James Comey era un inepto director del Buró Federal de Investigaciones (FBI). El país no estaba preparado para las noticias falsas, suministradas por Rusia o producidas en el país. Además, Trump perdió el voto popular por más de 3 millones.
Las peculiaridades del sistema electoral se flexionaron a su favor. Trump quiere eliminar ese estigma.
Una segunda victoria de Trump confirmaría el peor temor mundial. Habiendo ya visto a Trump en acción, Estados Unidos habría indicado que quería más de su tipo de “liderazgo”. El mundo post Estados Unidos surgiría rápidamente. Los demócratas saben esto y también que la forma en que Trump cree que puede lograrlo es tildándolos de enemigos del pueblo.
Los líderes del partido también sienten que Trump puede beneficiarse de un proceso de destitución, como sucedió con Bill Clinton en 1998. Mientras más profundo sea el estancamiento en Washington, mayor el clamor de Trump por un liderazgo autoritario. Será su campaña. Prepárense. Ya comienza.
Eso nos trae de vuelta a la economía. ¿Por qué desvía Trump la atención de su éxito? La bolsa de valores está alta. El crecimiento puede superar el 3 por ciento en 2018. El desempleo está cerca de unos mínimos históricos. Pero no es suficiente. Gran parte del crecimiento actual es resultado temporal del recorte de impuestos del pasado diciembre. Sus efectos se debilitarán. Las posibilidades de una recesión antes de 2020 están aumentando. Además, la mayoría de los estadounidenses no sienten el auge. Las inesperadas ganancias tributarias han conducido a un aumento en recompras de acciones y el pago de los ejecutivos. No se han incorporado a los aumentos de salario real. Tampoco han traído de vuelta significativos trabajos de fabricación. La mayor parte del crecimiento del mercado laboral está en el sector de servicios básicos.
Por eso, Trump publica tuits sobre aranceles tanto como sobre noticias falsas. Y agregará dos enemigos más a su lista: China y la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos. En cuanto al primero, alegará que destruye la economía estadounidense y tal vez aplique aranceles a todas las importaciones chinas para noviembre. En cuanto al segundo, alegará que la Fed socava la economía que él trabajó para fortalecer. Para 2019, Trump sin duda caracterizará a la Fed como un miembro honorario del Estado profundo.
Cualquier otro presidente estaría tratando de aprovechar la fuerte economía. Cualquier otro también se estaría preparando para gobernar desde el centro después de una derrota de mitad de período. Pero la historia de Trump está impulsada por la traición. Su política vive a través de esa narrativa y al final morirá debido a ella. La pregunta es, ¿qué más derribará en su descenso?
La economía de EEUU va muy bien, pero Trump prefiere enfocar el lado negativo porque busca liderar una causa
La historia de Trump está impulsada por la traición. Su política vive a través de esa narrativa y al final morirá debido a ella