El Papa deja Irlanda con un “mea culpa” por los abusos del clero
El papa Francisco concluyó ayer su visita de dos días a Irlanda, afectada durante décadas por abusos sufridos por menores y mujeres, con una misa de despedida en Dublín ante unas 300.000 personas, que le escucharon entonar un sentido “mea culpa” por esos desmanes cometidos por miembros de la Iglesia católica irlandesa, y en medio de un nuevo escándalo.
El arzobispo Carlo Maria Vigano, exembajador del Vaticano en EEUU, acusó ayer en una carta a Francisco de haber anulado las sanciones contra el cardenal estadounidense Theodore McCarrick, pese a las acusaciones de “comportamiento gravemente inmoral” contra él.
“El Vaticano no tiene ningún comentario por el momento”, indicó ayer por la mañana una portavoz del Vaticano desde Roma, contactada por los periodistas a bordo del avión del papa Francisco que se dirigía a la ciudad de Knock, en Irlanda.
“La corrupción alcanzó la cima de jerarquía de la Iglesia”, afirma en su carta Vigano, y pide incluso la dimisión del papa Francisco.
La carta de 11 páginas fue difundida de manera simultánea el sábado en varias publicaciones católicas estadounidenses de tendencia tradicionalista o ultraconservadora, así como por un diario italiano de derecha.
Esta se ha hecho pública en el segundo día de una corta visita del papa a Irlanda, donde la cuestión de los abusos sexuales en el seno de la Iglesia en todo el mundo ocupa especialmente la esfera mediática.
Vigiano, de 77 años, que fue nuncio en Washington entre 2011 y 216, afirma que Benedicto XVI había impuesto sanciones canónicas contra el cardenal McCarrick a finales de los años 2000. El prelado debía dejar el seminario donde vivía, evitar cualquier contacto con el público y vivir una vida de penitencia.
La decisión de esta retirada de la vida pública se tomó varios años después de los informes de dos exembajadores del Vaticano en Washington, actualmente fallecidos, que hablaban de su “comportamiento gravemente inmoral con seminaristas y curas”.
Vigano dijo que, cuando llegó como embajador a Washington, escribió en 2006 una primera nota sobre McCarrick a su superior en Roma, donde sugería incluso “un tratamiento médico” contra él.
El arzobispo cuenta que el actual papa Francisco le preguntó, poco después de asumir el cargo, en junio de 2013, sobre la personalidad de McCarrick. Según él, el Papa argentino habría preferido ignorar sus advertencias y había anulado de hecho las sanciones de su predecesor.
En su dura carta, el exnuncio jubilado en la actualidad, acusa igualmente, dando los nombres, a un gran número de altos prelados de la Curia romana, entre ellos el número dos Pietro Parolin, de un silencio cómplice sobre los comportamientos de McCarrick.
FRANCISCO IMPLORÓ PERDÓN DE DIOS
Antes de retornar a Roma, el Papa volvió a pedir perdón por todos los abusos cometidos por los sacerdotes, por las instituciones religiosas y por la jerarquía de la Iglesia en Irlanda.
Lo hizo frente a las más de 300.000 personas que se congregaron en el Phoenix Park dublinés para participar en la misa de clausura del Encuentro de Familias, que se ha celebrado en la capital irlandesa desde el martes.
Inesperadamente, el Papa, antes de iniciar ayer la eucaristía, leyó un mensaje en el que entonó un “mea culpa” por los abusos de poder, de conciencia y sexuales cometidos por el clero en ese país.
Recordó que el sábado se reunió con ocho víctimas y que después de ello quería “poner delante de la misericordia del Señor estos crímenes y pedir perdón por ellos”.