Angela Merkel ratifica que el acoso xenófobo “no tiene cabida”
La canciller alemana, Angela Merkel, ratificó ayer que el acoso xenófobo “no tiene cabida en un Estado de derecho” como Alemania, en alusión a los disturbios protagonizados por manifestantes ultraderechistas tras la muerte de un ciudadano alemán en Chemnitz (este del país).
“Se cometió un horrible crimen, por el que fueron detenidos sus presuntos responsables”, apuntó la jefa del Gobierno alemán, respecto al detonante de esos incidentes y las sospechas posteriores sobre un sirio y un iraquí como posibles responsables.
Los pensamientos de todos “están con los familiares de esa víctima”, añadió Merkel.
En tanto, el jefe del gobierno de Sajonia, Michael Kretschmer, advirtió que el “Estado sigue teniendo el monopolio del uso de la fuerza” y que semejantes ejemplos de tomarse la justicia por su mano como los vistos en Chemnitz “no son tolerables” en la sociedad y en un Estado de derecho.
Alertó asimismo de la movilización a través de internet, “basada en comentarios hostiles y teorías de la conspiración” y llamó a no permitir que se impongan las noticias falsas sobre los hechos.
La Policía sajona abrió ayer investigaciones por la exhibición del saludo hitleriano y otros símbolos nazis en la manifestación ultraderechista del lunes en Chemnitz, que acabó con nueve heridos entre sus participantes y otros nueve entre los contramanifestantes.
Las investigaciones se centran en 10 casos concretos en que se mostró el saludo brazo en alto, indicaron en Twitter fuentes policiales en relación con la marcha neonazi, que por momentos pareció desbordar la capacidad de reacción de la Policía, que contó con un despliegue de 600 agentes.
La concentración neonazi había congregado a 6.000 personas, mientras que la de signo contrario reunió a unos mil seguidores, según el ministro del Interior sajón, Roland Wöller. Ambas convocatorias siguieron a una primera marcha de 800 personas el domingo, organizada a través de las redes sociales.
GRUPOS DE ULTRADERECHA
Las manifestaciones en Chemnitz fueron impulsadas por AfD, el movimiento islamófobo Pegida, surgido en el este de Alemania, y otros grupúsculos aún más extremistas.
El partido AfD marca la agenda política tras haber logrado unos 90 diputados en las elecciones generales en septiembre de 2017 y haberse convertido en la principal fuerza de oposición al Gobierno de coalición entre conservadores y socialdemócratas.
Según el ministro de Exteriores, Heiko Maas, la extrema derecha representa “una amenaza para la cohesión de nuestras sociedades”.