Londres lanza orden de detención de dos rusos por caso Skripal
Las autoridades británicas anunciaron ayer haber lanzado una orden europea de detención contra dos ciudadanos rusos sospechosos del envenenamiento del exespía ruso Serguéi Skripal y su hija Yulia con un agente neurotóxico denominado Novichock.
Los dos hombres fueron identificados como Alexander Petrov y Ruslan Boshirov, aunque se cree que estos nombres podrían ser falsos, declaró en rueda de prensa el jefe de la Policía Antiterrorista, Neil Basu.
“Es posible que éstos no sean sus verdaderos nombres” aunque “tenían pasaportes rusos emitidos con estos nombres”, explicó Basu.
La Policía británica difundió las fotografías de los dos sospechosos y llamó a la cooperación ciudadana para identificarlos.
“Si saben quiénes son, y los conocen con otro nombre, por favor manifiéstense. Estamos pidiendo a la gente en todo el mundo ¿los reconocen?”, pidió el responsable policial.
El Ministerio ruso de Relaciones Exteriores reaccionó rápidamente asegurando desconocer quiénes son los dos ciudadanos rusos afectados por la euroorden.
“Los nombres y las fotografías que fueron publicadas en los medios no nos dicen nada”, declaró en Moscú la portavoz de la diplomacia rusa, María Zajárova, citada por la agencia de noticias pública rusa TASS.
La Fiscalía británica precisó en un comunicado haber imputado a los dos hombres con tres cargos: conspiración para cometer asesinato, intento de asesinato contra Skripal padre e hija y contra un policía británico que resultó contaminado tras haberlos socorrido, y uso y posesión de Novichok, una sustancia neurotóxica de gran potencia.
Según la investigación policial, ambos sospechosos llegaron a Londres el 2 de marzo, pernoctaron en un hotel de la capital británica y al día siguiente viajaron a Salisbury, localidad del suroeste de Inglaterra, donde residía Skripal, en un “viaje de reconocimiento”.
SEVERA CRISIS DIPLOMÁTICA
Skripal y su hija fueron envenenados a comienzos de marzo en Salisbury con Novichok, un intento de asesinato que el Gobierno británico atribuyó a Rusia, que siempre ha negado toda implicación.
El caso desató una grave crisis diplomática entre Rusia y los países occidentales que dio lugar a expulsiones cruzadas de diplomáticos.