Movimiento del 68, una protesta reprimida que cambió a México
El presidente electo de México, Andrés Manuel López Obrador, juró ayer que jamás reprimirá al pueblo mexicano, en el mismo día en que se cumplió 50 años de la matanza del Ejército contra un mitin estudiantil en el barrio de Tlatelolco de la capital.
“Sobre todo, garantizar que nunca jamás se utilice la fuerza para resolver conflictos, diferencias o protestas sociales. Ese es el juramento que nosotros hacemos: No hacer uso de la fuerza para reprimir al pueblo”, dijo el líder izquierdista, quien asumirá la presidencia el 1 de diciembre.
Los hechos
El día 2 de octubre, el movimiento realiza un mitin en la plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco. Un espacio abierto, rodeado por una iglesia de la época colonial, por unas ruinas mayas y por un gran edificio de viviendas, desde cuyo balcón saludan los principales líderes estudiantiles. Los presentes desconocen que, poco a poco, cientos de soldados se acercan por tres de las entradas a la plaza, con la orden de disolver el evento y detener a sus líderes. Aunque hay algo que desconocen tanto los presentes como los militares, y es que en varias ventanas hay francotiradores y ametralladoras.
Un helicóptero sobrevuela el lugar y lanza una bengala de color verde, es la señal. Los soldados entran a la plaza, dejando libre una única vía de escape y generando el pánico entre la multitud. A los pocos segundos, los francotiradores empiezan a disparar de manera indiscriminada a civiles y soldados, provocando múltiples bajas en ambos lados. Una de esas balas acaba con la vida del oficial a cargo de la ofensiva, lo que crea más confusión entre unos soldados que, a su vez, lo pagan con los manifestantes.
El plan del Gobierno de descabezar el movimiento, a falta de 10 días para la inauguración de los Juegos, había sido un éxito. Y su defensa para justificar semejante acto represivo se la dio el hecho de que los primeros disparos procedían de un edificio que, en principio, sólo estaba ocupado por miembros del movimiento estudiantil.
CIFRA DE MUERTOS ES UNA INCÓGNITA
El saldo final de la matanza, según reconoció el presidente Gustavo Díaz Ordaz, fue de 20 muertos, 1.043 detenidos y 100 heridos, pocos creyeron esta versión.
Algunos testigos reconocieron haber visto grúas y camiones llenos de cadáveres que fueron posteriormente incinerados en basureros de la ciudad.
Se han realizado muchas investigaciones sobre lo ocurrido, con estimaciones de víctimas que van desde las 200 a las 1.500. No hay acuerdo al respecto, aunque sí la certeza de que lo que ocurrió en México hace medio siglo, cambió el país para siempre.
LOS SOBREVIVIENTES DE LA MASACRE DE TLATELOLCO RECUERDAN ESE FATÍDICO DÍA
AFP
“El 68 produjo una gran explosión de valores, a la gente le quedó claro que luchar era necesario para construir un nuevo país. Segundo, que era posible luchar; tercero, que es una obligación luchar”, comentó Félix Hernández, de 72 años, uno de los líderes de aquel movimiento estudiantil que reclama conocer “cuántos exactamente y por qué murieron” sus compañeros.
Recuerda que vio impotente “a mucha gente caer”. Los siguientes dos años y medio los pasó encarcelado en la prisión de Lecumberri.
Justo abajo del balcón donde estaba Hernández ese 2 de octubre, Severiano Sánchez, entonces un estudiante de 18 años, logró salvarse rodando sobre su propio eje en unas escalinatas situadas en una de las esquinas de la Plaza de las Tres Culturas. Se le había hecho tarde y no alcanzó lugar en la abarrotada explanada.
La escena detonó en Sánchez el mismo “miedo y terror” que sintió ese 2 de octubre, acuñado en su memoria como “el día más triste de la historia reciente de México”.
“¡Era un mitin pacífico y estos cabrones nos rafaguearon! ¡Estábamos tranquilos y empezó la pinche masacre!”, dice a gritos ahogados por su llanto.
Testigos y habitantes de Tlatelolco relataron a la prensa de entonces que vieron cientos de cadáveres sobre charcos de sangre, amontonados adentro de camiones de carga o apilados sobre las paredes de una iglesia.