Trump y Kim protagonizan un nuevo apretón de manos
El presidente estadounidense, Donald Trump, y el máximo líder norcoreano, Kim Jong-un, sonrieron, se dieron la mano y cenaron juntos ayer en Hanói, expresando su optimismo de que una diplomacia a nivel personal conducirá a un acuerdo sobre las armas nucleares norcoreanas.
Antes de comenzar una reunión de dos horas y cenar juntos en un lujoso hotel en la capital vietnamita, Trump había pronosticado una cumbre “muy exitosa”, que se reanudará el jueves y finalizará con una ceremonia de firma de acuerdos aún no especificada.
Este encuentro frente a frente de dos días es la segunda parte de la reunión histórica de ambos líderes en Singapur en junio, donde Trump lanzó su ofensiva de seducción para que Kim aceptara abandonar su arsenal nuclear.
Se dieron la mano y sonrieron frente a una tarima con una docena de banderas de EEUU y Corea del Norte, y respondieron brevemente a preguntas de los periodistas antes de comenzar las conversaciones personales y luego cenar.
Trump se encuentra bajo presión luego de que la primera cumbre con el líder norcoreano, en junio en Singapur, concluyera con una vaga declaración sobre “la desnuclearización de la península norcoreana”, pero sin compromisos concretos.
Sus adversarios temen que Trump esté dispuesto a realizar demasiadas concesiones, incluso a costa de los aliados surcoreano y japonés, para reclamar una victoria y desviar la atención de lo que ocurre en Washington, donde su exabogado personal Michael Cohen declaró ante una comisión del Senado.
Interrogado, junto a Kim, sobre esta comparecencia, Trump se dio la vuelta.
TRUMP LLAMA “MI AMIGO” A KIM
Horas antes de esta nueva cita, el Presidente estadounidense prometió nuevamente a su “amigo Kim” un desarrollo económico espectacular si Corea del Norte acepta finalmente renunciar a su arsenal nuclear.
Los dos dirigentes, que pasaron en unos meses de los insultos y las amenazas apocalípticas a las declaraciones “de amor” de Trump, deben concretar los compromisos asumidos en su primera cumbre, que muchos analistas consideran un teatro.
Trump puso como ejemplo a Vietnam, un país comunista que abrazó el capitalismo y dejó atrás la confrontación con Estados Unidos.