El escudo de la ciudad de Cochabamba
Desde el 2006 se encuentra en función de gobierno una corriente indigenista que repudia enfáticamente todo lo concerniente a los actos administrativos del período del coloniaje dependiente de España. Tales criterios se expresan sin ecuanimidad solamente respecto a ese periodo y no al otro anterior también colonial, el de los Incas, de dominio de quechuas sobre aymaras. El juzgamiento de ambas épocas debe hacerse con equilibrio e imparcialidad, pues hubo bueno y malo, luces y sombras, tanto en la acción de los conquistadores y colonizadores de habla quechua como en los de habla castellana.
Un representante de esa corriente indigenista, Gastón Cornejo Bascopé, sostiene que el escudo de la ciudad de Cochabamba, originado en los días de su fundación con el nombre de Villa de Oropesa en agosto de 1571, debe descartarse definitivamente porque el escudo que entonces se le otorgó es el de los Condes de Oropesa, linaje correspondiente a la familia del Virrey Francisco de Toledo. Sostiene que tal medida resulta pertinente porque ese Virrey, fue “tirano de los indios”, a quienes, según él opina, “explotó de forma inhumana”. Como ejemplo de ese comportamiento cita la implantación de la mita (1573) y la ejecución de Túpac Amaru (1579).
En atención a esos dos hechos, por los cuales enjuicia y condena al Virrey Toledo, opina que el único escudo válido de esta ciudad es el de 1893. Está equivocado porque ese segundo escudo no es el de la ciudad sino el de todo el departamento como queda claro por sus símbolos de índole regional y no local (una estrella por cada una de las provincias del departamento y figuras que representan la riqueza agrícola, las actividades comerciales y el clima saludable).
La mayor parte de los historiadores no coincide con el criterio expuesto en ese artículo en sentido de que el Virrey Toledo fue “gran tirano de los indios”, sino, al contrario, lo mencionan como el administrador más correcto y eficiente, gobernante enérgico que corrigió mediante sus famosas Ordenanzas del Cuzco y Chuquisaca los abusos de los conquistadores y colonizadores a que hizo referencia Fray Bartolomé de las Casas. En general, se perciben esas ordenanzas como los “más interesantes y sabios conjuntos legislativos realizados en América”. Fue considerado “pionero de la Sociología”, y el mejor gobernante de todo el periodo de predominio español en el Virreinato del Perú.
El Virrey Toledo dispuso, entre otras acciones, que se recuperen las costumbres y tradiciones de la época de los incas, sus instituciones y leyes, reconociendo su innegable valor y procurando su permanencia. Él no inventó sino que mantuvo vigente una de las prácticas antiguas del tiempo de los Incas, conocida con la denominación de ”mita” (turnos) para la extracción de minerales, implantado siglo y medio antes. Fueron sus sucesores quienes convirtieron ese sistema en “semillero de abusos”.
En cuanto a la ejecución de Túpac Amaru I, cabe recordar que el siglo XVI fue de extrema crueldad en todas partes. Así como el Virrey Toledo hizo ejecutar al Inca Túpac Amaru, anteriormente, el Inca Atahuallpa hizo ejecutar a su hermano el Inca Huáscar. Para un justo enjuiciamiento de hechos del pasado, se deben tomar en cuenta los hábitos y costumbres propios de cada época y no los predominantes en otro momento histórico.
El autor es abogado, fue profesor universitario y ministro de la Corte Suprema de Justicia.
Columnas de JOSÉ LUIS BAPTISTA MORALES