Revilla, la obsesión de García
¿Alguna vez convocó el vicepresidente García Linera a una conferencia para hablar sobre el dron adquirido por la Alcaldía cruceña? ¿Dio datos para explicar por qué los indicadores de desarrollo humano siguen rojos en Villa Tunari? ¿Habló de los impuestos en Beni? ¿Comentó sobre la seguridad ciudadana en Pando?
Sigo sus discursos a través de “Cambio”. Quizá se les pasó reflejar la preocupación de Álvaro sobre alguno de los municipios capitalinos o de los más de 300 centenares del resto del territorio nacional. En ese medio, que se supone debería informar sobre la totalidad del país, sólo hay interés por lo que sucede en el municipio sede de gobierno, siempre noticias negativas. También publica artículos de concejales contrarios a Luis Revilla, incluso pidiendo “revocatorio”, no de otras alcaldías. No es casual que de los consumidores de periódicos, sólo el 2 por ciento lea el diario masista.
Regularmente, a veces muy seguido, el caricaturista se burla del burgomaestre paceño ejerciendo su libertad de expresión. Solamente que no se ocupa de otros alcaldes, de otros gobiernos municipales o gobernaciones. En todos estos años, con diferentes directores y editores que van cayendo como fichas circunstanciales, no hubo figuritas para darle humor a actividades de las autoridades nacionales. Parece que su trazo está embargado más allá del edificio municipal.
Se nota que García Linera y sus medios de comunicación tienen atravesada la imagen de Revilla, posiblemente por la victoria contundente en dos ocasiones sucesivas y por el nivel de popularidad que goza como figura política, sin tener que ejercer clientelismo ni regalos de Toyotas.
Es evidente que el Vice dejó de ser “plebeyo” hace demasiados años y por ello no se explica qué pasa en las orillas de La Paz. Como otros ciudadanos, se limita a transitar por su barrio o por la autopista. Si se asomase al Calvario, en el extremo oeste, a Villa del Carmen en el extremo este, a Llojeta, conocería barrios alegres, calles asfaltadas donde hace poco había muladares, servicios de agua y luz hasta el último rincón y centros infantiles funcionando. Hay que caminar la extensa urbe para hablar de su desarrollo y cómo se aplican las políticas de prevención de riesgo y por qué no hay villas miseria.
La ciudad enfrenta problemas muy complejos, como tener que atender en hospitales, colegios, la morgue o parques a habitantes de otras ciudades y los eternos bloqueos. Dejen trabajar; exigiremos cuentas cuando el Gobierno Autónomo Municipal de La Paz deje de estar cercado cotidianamente. Es de las pocas instituciones en pie y donde no se despide a los que votaron por el “Sí”.
La autora es periodista.
Columnas de LUPE CAJÍAS