¡¡¡De buen tamaño!!!
En otro país este fallo no hubiera llamado la atención pero en el nuestro, (...), el mismo se torna tremendamente grato y se constituye en un fallo histórico que le hace bien al periodismo , a la libre expresión, a los periodistas y, dignifica al Poder Judicial
Fue difícil empezar a escribir este artículo después de que el Tribunal de Sentencia 8vo del Distrito Judicial de Santa Cruz hubiera decidido desempolvar las leyes para reponer el Estado de derecho y simplemente cumplir la ley, mandando que los periodistas vayamos a Tribunales de Imprenta, como debió ser siempre.
Parece sencillo pero no lo es; en otro país este fallo no hubiera llamado la atención pero en el nuestro, con un periodista acosado por el poder y un sistema judicial que transita entre la desconfianza pública y la amenaza del Gobierno, el mismo se torna tremendamente grato y se constituye en un fallo histórico que le hace bien al periodismo, a la libre expresión, a los periodistas y, dignifica al Poder Judicial.
Difícil, por ello, comenzar a escribir porque estoy involucrado en el tema pero, tenía que dejar constancia de mi satisfacción antes de entrar al tema de una mayor preocupación: Toque de Queda por la inseguridad y cuarteles para los pandilleros.
Esa parece la “novísima estrategia” del presidente Morales a la que, parecieran sumarse de buen grado algunos ministros que ayer negaban al hijo de la Sra. Zapata y que ahora deciden que la mejor cura para los “descarriados” como dijo el ministro Romero, parece ser “el servicio a la Patria”.
Aún cuando no comparto con la idea de que se sirve a la patria recibiendo malos tratos en los cuarteles o haciendo de albañil del General, creo que tampoco es correcto castigar a malvivientes, a los jóvenes con problemas de conducta llevándolos a los cuarteles como para que “se les quite lo jodido” al trote, en cuclas, al “chancho” o, en alguna otra travesura de un teniente o un sargento “corrector” que, en cumplimiento estricto de la disciplina militar, terminaron con más de un soldado enterrado a dos metros bajo tierra.
Ah… perdón, en realidad los que terminaron bajo tierra no eran “malvivientes descarriados”, sino jóvenes que creyeron en eso de servir a la patria en un cuartel; ellos se pusieron bajo bandera por civismo, como muchísimos que ahora cuentan las travesuras y los castigos de los superiores, como una “linda época de su vida…”
Bueno, esos jóvenes imbuidos de civismo ahora verán entrar (si esto prospera) a “malvivientes descarriados”, quienes, castigo mediante, serán sus compañeros de armas. Estos últimos no tendrán la misma idea de “servicio a la patria”; muy por el contrario, odiarán a una patria que los castiga, que además de no darles oportunidades en sus primeros años, ahora pretenderá “corregirlos a palos”
Vamos mal… y no sabemos cómo mejorar.
El autor es comunicador.
Columnas de CARLOS F. VALVERDE BRAVO