Donald no acepta la prensa libre
El discurso de Trump tiene un tono y estilo parecidos al de Hugo Chávez y al de sus amigos aunque supuestamente desde otro ángulo del espectro ideológico. Son extremos que se unen porque no respetan la opinión del otro; califican de “enemigo” a cualquier pensamiento crítico. Pero siempre logran titulares y comentarios
“Su acción no tiene precedente y es peligrosa. En Estados Unidos, los principales medios de prensa siempre han tenido acceso a los eventos de campaña de los candidatos presidenciales. Nunca antes se les ha restringido o negado el acceso. En Estados Unidos los candidatos a puestos públicos siempre han aceptado que parte de la cobertura que recibirán será crítica. (Los candidatos) no intentan obstruir la cobertura negando acceso a la prensa a sus eventos. Hay demasiados lugares en el mundo en los cuales las figuras políticas usan cualquier medio a su disposición para castigar y silenciar la cobertura desfavorable. Estados Unidos no es uno de esos lugares”.
El anterior párrafo es parte resumida de la carta pública que los periodistas --casi todos de origen hispano-- de la cadena Univisión enviaron al candidato republicano a la Presidencia de Estados Unidos, Donald Trump. El hombre del jopo asusta a los electores y a buena parte del planeta por sus discursos racistas, sus amenazas guerreristas, sus incoherencias, pero sobre todo alarma a los periodistas.
Trump ha vetado a los canales hispanos y expulsó de una conferencia al reportero Jorge Ramos. Reaccionó contra un comentario del Washington Post sobre sus delirios de “conspiración terrorista” quitando las credenciales a esos redactores. En su Facebook no duda en calumniar al presidente Barack Obama o a la candidata Hillary Clinton porque sabe que difícilmente le iniciarán un proceso por difamarlos. Incluso sugirió que el mandatario de origen africano es cómplice del atentado en Orlando.
Juliana Jiménez analizó cómo Trump siempre tuvo una relación tormentosa con la prensa después de haberla aprovechado e incluso usado para sus éxitos empresariales. En su manual, él mismo aconseja cómo usar a los medios para estar siempre en primera plana: crear controversia --mientras más sensacionalista, mejor--; la mala publicidad es también buena publicidad; la publicidad gratis es mejor (y para ello hay que lograr que periodistas amigos escriban sobre uno); hay que engañar; no escuchar a los críticos y… hay que preferir el contraataque, la confrontación.
El discurso de Trump tiene un tono y estilo parecidos al de Hugo Chávez y al de sus amigos aunque supuestamente desde otro ángulo del espectro ideológico. Son extremos que se unen porque no respetan la opinión del otro; califican de “enemigo” a cualquier pensamiento crítico. Pero siempre logran titulares y comentarios.
Las teorías de prensa y propaganda de Vladimir Lenin o de Joseph Goebbels quedaron definitivamente anticuadas.
La autora es periodista.
Columnas de LUPE CAJÍAS