Demasiados chinos, demasiados rusos
El 2017 Estados Unidos tendrá un nuevo presidente y seguramente recién el Gobierno plurinacional y su malhumorada Cancillería comprenderán que el país perdió una extraordinaria oportunidad de establecer plenas relaciones con un mandatario como Barack Obama. Será tarde, como nos sucede en esta atávica vocación de Sísifo.
Mientras, el aparato estatal privilegió las relaciones políticas y comerciales, militares y sociales, con dos regímenes ajenos a la tradición democrática y a los procesos de modernización en América Latina. Optó por la línea preferida por los neopopulismos que no lograron romper los desequilibrios externos ni sacar adelante al subcontinente pese a un contexto comercial favorable.
Es curioso, pero mientras despotricaban contra el imperialismo que tanto daño hizo a los países al sur del Río Bravo, se echaron de brazos a otros históricos imperios, China y Rusia. José Martí, el gran patriota cubano y humanista latinoamericano, murió combatiendo al imperio que oprimía su patria, España, ya agonizante. Al mismo tiempo, aún refugiado en Nueva York, alertaba sobre el nuevo “monstruo, al que conocía las entrañas”, ese Tío Caimán que ya daba dentelladas.
En cambio, Bolivia se fue de un yugo a otro muchísimo peor y no somos capaces de hacer marchas contra esas embajadas que ahora nos manejan. Hay demasiados chinos en el país, nadie sabe cuántos y qué hacen. Hace una década se frustró un negociado con las visas para traer miles de asiáticos, ahora llegan como políticos, como comerciantes, como gerentes o trabajadores de empresas que se apoderan palmo a palmo de la dinámica económica nacional.
Son pocos los productos chinos que tienen la calidad requerida, como los buses del Pumakatari (hasta el momento) o que no ahogan la producción nacional. Hábilmente Beijing invita a magistrados, quizá previendo futuros juicios y todos se van allá, igual que políticos y generales. Viene su Canciller y no acepta preguntas de la prensa. Crece la deuda externa con el gigante asiático y las autoridades le agradecen sumisos. El affaire Novia/Camce no parece ser el único ¿Qué pasará en los próximos años?
Con Rusia el peligro es mucho mayor porque llegan permanentemente delegaciones que se reúnen con el Ministro de Defensa, con los militares, se introducen en las frágiles Fuerzas Armadas, hablan de cooperación nuclear…
¡Ay…! ¡Cómo ser tan ingenuos! No por nada, la Premio Nobel de Literatura, Svetlana Aleksiévich describe el horror que trae a los pueblos ese “hombre rojo” que todavía sigue ahí.
La autora es periodista.
Columnas de LUPE CAJÍAS