El “segundo tiempo” en marcha
Es a veces un hombre de palabra. Como se recordará, pasado el impacto inicial, y con el disgusto apenas disimulado, pero con la faz risueña y tranquila, dijo a sus más cercanos que contenían el llanto: “hemos perdido sólo el primer tiempo, hermanas y hermanos; pero aún nos queda el segundo…” Esa etapa está ahora en marcha. La democracia sólo sirve para lo que uno quiere. Trump fue más sincero: “aceptaré el resultado si yo soy el ganador”, dijo el magnate con brutal franqueza.
Bolivia es el país de las “entradas”, justamente estamos en ese tiempo de los diablos sueltos; por lo que no es raro ver gente enmascarada, disfrazada, incluso con el indumento de demócrata. La reina de la comparsa, de la que es sólo una ficción, será ¡qué duda cabe! la que se hizo un tiempo popular a fuerza de ser víctima, y la que luce ahora una estampa reivindicativa: hizo gemir de rabia a sus verdugos. ¿Cuál sería su retrato si le dejaran defenderse en libertad? De todas maneras, ¿pensó alguna vez en ser tan famosa?
No hay nada superior a los “azules”, por el miedo que provocan. Los votos pueden ganarles --como ya ha sucedido– pero en el terreno de las marchas, los bloqueos y los discursos fogosos nadie les pone el pie encima; son los campeones, las “minorías eficaces” de que hablaba un conocido sociólogo. En una ocasión como ésta, es suficiente impartir la consigna por los medios y la cadena de mando irrompible funciona (no es como la de Chaparina). Y entonces hay que ver qué diestros son. Si resucitara Atila con sus huestes famosas, los Hunos, volverían a la tumba, esta vez fulminados por la envidia.
Sin contar cartas ni espadas, solamente lo que se ve de lejos, los de la leyenda tienen en su reparto a los mataperros Pochos Rojos, los cooperativistas dinamiteros de Panduro, los pirómanos cocaleros del trópico, las bartolinas de las finanzas misteriosas, la planta de los escuderos del Palacio Quemado, el macro sindicato legislativo, y un largo etcétera que sigue. Es una férrea estructura funcional y entrenada para iniciar la batalla al instante. Si pudieron tumbar a los Gobiernos constitucionales, la magra oposición partidaria para ellos no es nada. A veces sucede lo que el tango canta: “cómo juega el gato maula con el mísero ratón”.
Pero existe la otra oposición potencial que actúa sin partidos ni líderes. Es la que les propinó el formidable varapalo electoral un día de febrero como ayer. Pero es fragmentada y dispersa, le hace falta un conductor que aglutine y dirija. No se puede luchar contra nadie sólo con discursos y protesta aisladas. Los otros ya hicieron su IX Congreso, ¿cuándo la oposición hará el suyo? No se sabe. Entre tanto, una cosa es cierta: aquellos no saldrán del Palacio Quemado si no es con otra “revolución”. Para cierta gente, no hay otro recurso más eficaz.
El autor es escritor, miembro del PEN Bolivia.
Columnas de DEMETRIO REYNOLDS