Más malas noticias del sector exportador
Los datos del sector exportador indican que aún no ha sido asumida en su justa dimensión la gravedad de la crisis que ya se vislumbra, lo que impide que se adopten las medidas imprescindibles para evitar que la situación empeore
Hace unos días, la Cámara de Exportadores de Cochabamba (Cadexco) ha presentado su informe anual correspondiente al año 2016. Y al hacerlo, ha confirmado que el sector de la economía regional que se dirige hacia los mercados del exterior está encaminado hacia un continuo decrecimiento, lo que se suma a las ya múltiples señales de alarma que se encienden a nuestro alrededor.
Según los datos de la Cadexco, el valor de las exportaciones de Cochabamba cayó en un 15,7 por ciento en 2016 en comparación con 2015, pese a que en volumen hubo un crecimiento de 14,8 por ciento, lo que refleja una tendencia que se mantiene sostenida desde hace tres años. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2015 la caída del valor de las exportaciones locales fue de 19,7 por ciento y en 2014 de un 15 por ciento. 2013 fue el último año de alza.
El aspecto cuantitativo de esos datos, preocupante de por sí, lo es más si se considera que tras ellos se esconde otro deterioro, no menos significativo, que es el que afecta al sector manufacturero cochabambino. En efecto, la caída tanto del volumen como del valor de las exportaciones de ese sector es fiel reflejo de una tendencia nacional que conduce hacia una paulatina pero sistemática desindustrialización de nuestra región y nuestro país a un ritmo inversamente proporcional al que crece nuestra dependencia de materias primas.
Los factores que desde el punto de vista de los empresarios exportadores explican esa tendencia son, en lo fundamental, los mismos que se vienen repitiendo año tras año. La falta de una legislación que fomente el desarrollo de las exportaciones, la frágil logística del transporte internacional, los conflictos sociales que a través de los bloqueos de caminos no dejan de ser un permanente estorbo, son algunos de los más importantes.
A ellos se suman, y cada vez con mayor intensidad, el contexto internacional que en nada favorece a nuestro sector exportador debido a que también desde hace ya por lo menos tres años se mantiene invariable la generalizada depreciación de las monedas de los países vecinos, lo que empeora las condiciones en las que los exportadores bolivianos deben competir. Y como uno de los pilares sobre los que se sostiene la política monetaria actualmente vigente consiste en mantener fijo el valor del dólar, y se descarta cualquier posibilidad de devaluar el boliviano, se puede temer que el sector exportador de Cochabamba, como el de todo el país, continuará debilitándose durante los próximos meses.
Como es fácil recordar, hace ya por lo menos tres años que fueron identificados con total precisión los factores más directamente relacionados con la tendencia negativa que comentamos, a pesar de lo que, a juzgar por los resultados, se ha optado por la preservación de una fórmula cuyos efectos negativos están a la vista. Lo que permite suponer que aún no ha sido asumida en su justa dimensión la gravedad de la crisis que ya se vislumbra, lo que por consiguiente impide que se adopten las medidas imprescindibles para evitar que las malas noticias se repitan durante los próximos meses.