El diálogo, tan lejano como el mar

El punto de referencia más próximo a Bolivia es Arica, y está a sólo 400 km de La Paz; Holanda está mucho más lejos, al otro lado del mundo. Parece un contrasentido, pero los expertos tienen sus argumentos. Total, aunque sea un poco lejos, si al fin se consigue, vale. Por ahora, rescataremos aquel conocido aforismo del maestro florentino: “Los fines justifican los medios”. 

Tras el fracaso de la diplomacia (con la de los pueblos y todo) se pasó la posta a los abogados con la esperanza de obtener mejor resultado. Casi todos piensan que así será, excepto algunos disidentes a quienes  el mar les importa “un bledo”. Y no es que haya indiferencia porque el país tenga o no tenga salida al Pacífico, lo que molesta es la manipulación política: “Sólo con Evo Bolivia  volverá al mar”.

Con la CIJ, los chilenos están tan atentos como nosotros. A comienzos del mes pasado, los periodistas del diario Últimas noticias entrevistaron al expresidente Jaime Paz Zamora quien, entre otras cosas, dijo: “Ir a La Haya  sirvió, sobre todo, como una vitrina internacional para recordar al mundo que aquí hay un problema no resuelto”. Y no fue la primera vez. En 1979 Bolivia logró un resonante triunfo diplomático en la Asamblea de la OEA, efectuada en La Paz,  cuya  resolución  dice que  “la mediterraneidad de Bolivia es un problema regional que amenaza a la paz y la seguridad continental”. Tenía que haberse aprovechado al máximo ese gran apoyo, pero los “plomos” nos aguaron la fiesta. ¡Qué insolentes son! Ni a las almas que llegaban esa mañana respetaron. Era Todos Santos. 

Como piensa don Jaime, es realmente equivocada  la idea de que la Corte Internacional de Justicia (CIJ) resolverá el problema. “La Haya no regala mar y tampoco lo presta”, dijo. Tiene razón. Pero Bolivia solicitó una cosa más simple: disponer que Chile acepte dialogar de buena fe sobre el mar. Pero --según Chile-- diálogo y demanda no pueden ser simultáneos. El embajador en el Vaticano manifestó en tono enfático: “No hay diálogo mientras estemos en un juicio. Y ésa es responsabilidad boliviana, no de Chile”. En Santiago, la presidenta Bachelet dijo lo mismo.

En vista de que la economía fue el motivo de la guerra, “con un plan de negocios en la mano había que hablar del mar, y en las costas del Pacífico sur, entre Chile y Perú; sería más interesante un proyecto de convertir el Pacífico en una zona productiva que beneficie a los tres países”, concluyó Paz Zamora. En lo diplomático, la actitud pendular revela claramente que Bolivia nunca tuvo ni tiene una política marítima definida. Cuando hay un norte que seguir, menos errores se comenten, como eso de decir que los países de la Alianza del Pacífico, donde están Chile y Perú, son “lacayos del imperialismo”. Después del insulto, obviamente ya no se puede hablar del mar ni de nada. 

El autor es escritor, miembro del PEN Bolivia.