Invasiones inglesas por doquier
En el libro “All the Countries We’ve Ever Invaded” (“Todos los países que hemos invadido”) del autor inglés Stuart Laycock (Edición Kindle) se nos recuerda algo insólito e increíble pero cierto y está plenamente documentado. De 195 representantes reconocidos por las Naciones Unidas —193 estados más el Vaticano y Palestina— sólo 21 jamás fueron invadidos por la “pérfida Albión”, calificativo anglófobo acuñado desde el siglo XIII por los franceses.
Laycock explica que el único cercano a este récord de “invasor mundial” es Francia, pero con un paradójico agregado: ha sido el país que más veces y por más tiempo ocuparon los ingleses. Luego de la invasión normanda de 1066 a las islas británicas Inglaterra incursionó reiteradamente en Francia; los descendientes de Guillermo El Conquistador reclamaban allí territorios por herencias o títulos nobiliarios. Se produjo la sangrienta guerra de los 100 años, incluido el martirologio de Juana de Arco, el desastre de Agincourt (1453, 40.000 franceses fueron derrotados por unos pocos miles de arqueros ingleses ayudados con el invento del arco largo) y en fin, así continuaron otros azarosos momentos para Francia durante ese largo conflicto. Recién al promediar el siglo XV Su Majestad Británica abandonó el último punto de ocupación: el puerto de Calais en el Canal de la Mancha. No en vano Napoleón en su apogeo quiso vengar lo que él mismo llamó “los 600 años de humillación ante Inglaterra”. Jamás pudo lograrlo. Primero su flota fue vencida por la marina inglesa en Trafalgar. Pocos años después el muy inglés Duque de Wellington lo derrotó en Waterloo (1815), derrumbando para siempre el imperio que el genial corso había formado tras la Revolución Francesa de 1789. No en vano ya comenté que el principal enemigo histórico de París no fue Alemania sino Inglaterra, el indiscutido oponente que tantas cosas le quitó durante siglos al estado galo.
Bolivia se encuentra entre el pequeño grupo de naciones jamás invadidas por Gran Bretaña, aunque algunos efectos sí se sintieron por la influencia indirecta —durante la Guerra del Pacífico— de las compañías inglesas instaladas en Chile. A nivel anecdótico se cuenta que el tirano Mariano Melgarejo al enojarse con el embajador inglés lo expulsó del país montado en un burro. Cuando la Reina supo la afrenta “borró” a Bolivia del mapa, pero no hubo invasión.
He aquí la corta lista de los países que nunca recibieron una imprevista “visita” inglesa, sea ésta, naval, militar, o de corsarios y piratas: Andorra, Bielorrusia, Bolivia, Burundi, República Centro Africana, Chad, Congo, Guatemala, Costa de Marfil, Kyrgyzstán, Liechtenstein, Luxemburgo, Malí, Islas Marshall, Mónaco, Mongolia, Paraguay, Suecia, Tayikistán, Uzbekistán y el Vaticano.
En su apogeo, al comenzar el pasado siglo XX, el imperio británico controlaba en la práctica nada menos que la cuarta parte del globo terráqueo. Ha sido el dominio colonial más grande y exitoso de la historia. Además era global, no estaba circunscrito a un solo continente o región. Los ingleses dominaban en las Malvinas y al mismo tiempo lo hacían en India, Singapur, China (Hong Kong), Mar Caribe, Polinesia, Antártida, etc. Su omnipotente armada y su marina mercante monopolizaban las rutas marítimas al mismo tiempo que protegían al vasto espacio imperial. Ciertamente, esas fuerzas navales también colaboraron cada tanto en las frecuentes invasiones que en forma tan incompleta hemos comentado hoy.
El autor es excanciller de Bolivia, economista y politólogo -
Columnas de AGUSTÍN SAAVEDRA WEISE