Nuestra vejez
El Gobierno ha logrado desviar la atención de todos de los temas que le son incómodos mediante la preparación de actos festivos para acompañar la presentación de nuestra réplica ante la Corte Internacional de Justicia con sede en La Haya. Luego siguió con el Día del Mar, desfiles y discursos alusivos a la fecha, que siempre desata pasiones y más ahora que estamos por un camino nuevo en cuanto a nuestro justo reclamo para que se nos devuelva la cualidad marítima que nos arrebató Chile; mediante una invasión.
Con ello nos olvidamos de asuntos importantes. Hay muchos como la marcha de los maestros, los pedidos de la Central Obrera Boliviana; entre los que está el reclamo por la autorización que hizo el Ejecutivo para disponer de los dineros de los aportantes a los fondos de pensiones. Sobre este quiero abrir el debate para que no sea olvidado como ya se hizo con la pérdida de algunos millones de dólares en la quiebra de Enatex, que las actuales autoridades envolvieron en una nebulosa para que no trascienda, pero que al final afectará, poco, a todos los que están jubilados o se jubilarán en algún momento.
Aún está vigente la norma que le permite al Órgano Ejecutivo disponer hasta el 5% del total de los millones acumulados por los asalariados para su jubilación, con destino a solventar actividades de los agropecuarios. Hubo voces tibias al respecto, entre ellas las de los afiliados a la COB, pero nada ha cambiado respecto a esa decisión.
Lo que sí cambió es el número de argumentos para oponerse a la misma. Se agrega uno de importancia porque demuestra la fragilidad del sector ante los embates de la naturaleza y ratifica que es una inversión de alto riesgo, algo que debe minimizarse para preservar el capital de los ahorristas, como es la invasión de langostas que terminó con muchas hectáreas de cultivo a pesar de los esfuerzos por controlar la plaga.
Todos los que tienen una dependencia laboral privada o con el Estado, quienes aportan en forma individual, no pueden permanecer callados ante esta decisión que afecta su calidad de vida futura, su vejez en el marco de una vida sin mayores sobresaltos. Los que callan al respecto son los que se benefician con lo dispuesto por el Gobierno, y son los menos y los que menos afinidades tienen con el teórico modelo social que se comunica a través de la propaganda oficial y de medidas concretas que son destacables; mas estas son aisladas. También son los que menos interés tienen en la seguridad a largo plazo por la vía que nos ocupa, pues la tienen garantizada a través de otro tipo de inversiones.
Entonces los que van a recibir entre el 60 y 70% de lo que ahora ganan cuando se jubilen, no pueden mirar en forma pasiva esto que puede ser el inicio de algo más grave en cuanto a la sostenibilidad del sistema administrado por privados y que en el corto plazo pasará a la Gestora Pública de esos fondos. ¿Ya pensó lo que podrán hacer con su dinero, con sus ahorros para ser un anciano querido?
Y no me refiero a una pensión digna, que es otra cosa. Pero que en sí misma debería ser un objetivo de una administración del Estado como la que dice ser la del MAS-IPSP, es más debe ser un derecho, es un derecho a conquistar en moneda dura y sobre lo que deberíamos iniciar un debate al margen de lo partidario; ya que los que están con el actual régimen como los que no, se jubilarán en algún momento. Nuestra vejez es algo serio y por ello quienes aún son jóvenes deben impedir que la irresponsabilidad, la demagogia, se apodere de lo que es legítimamente suyo.
El autor es periodista.
Columnas de JORGE MELGAR RIOJA