El vacío de la política exterior
¿Cuál es el objetivo de la política exterior? ¿Lo sabe el Gobierno? La política exterior debe ser entendida como una acción racional en busca de la seguridad y los intereses del Estado, concebirla como un campo de batalla ideológico es tan inútil como estéril.
Como miembro no permanente del Consejo de Seguridad Bolivia tiene la responsabilidad primordial de servir a la paz y la seguridad. En este contexto ¿Cómo explica el apoyo a las atrocidades impunes de un sanguinario como Bashar al Asad? ¿Sirve a la paz, a la seguridad o al interés nacional? dice por respeto a su soberanía ¿Tiene soberanía un país en guerra?
La política exterior de las potencias siempre invocan nobles motivos pero ocultan la defensa de sus intereses de seguridad y económicos propios. Sin duda, las consecuencias de la acción militar adoptada por Washington trascienden ampliamente el debate sobre su proporcionalidad, legalidad internacional y legitimidad política, pero si Rusia, frena sistemáticamente cualquier resolución del Consejo de Seguridad en contra de Siria, es porque tiene intereses petroleros y geopolíticos y una base naval en ese país que le permite dominar el área. Es más, Rusia tiene responsabilidad del bombardeo como garante del acuerdo por el que Siria se comprometió a eliminar todo su arsenal químico. O Moscú permitió conscientemente que Siria mantuviese armas químicas, fue incompetente en su trabajo, o el régimen de Al Asad les tomó por tontos.
Como la guerra en Siria es un asunto sin final inmediato, la única solución es un acuerdo entre las dos grandes potencias, de ahí que el voto de Bolivia, aparezca como irresponsable, intrascendente e incoherente, pues respalda la carnicería de 470.000 personas y las penalidades de 5 millones de refugiados.
Con respecto a Venezuela. Apuntalar a Maduro como un servil aliado, ha significado un doble precio a pagar: primero, el de la humillación y el propio descrédito internacional porque el régimen venezolano ya no se puede salvar, y segundo, porque el voto de Bolivia, tan insensato como irresponsable, nos aísla más ¿Tiene el Gobierno otra la solución para enfrentar con las herramientas de la democracia a un poder perverso y sin escrúpulos? ¿Cómo explica su apoyo a los magistrados que rompieron el orden constitucional, como señaló la propia fiscal general? ¿Admite el Gobierno que un poder judicial puede autoadjudicarse el papel del legislativo y otorgar por su cuenta poderes supraconstitucionales al Presidente, además de quitar la inmunidad a los parlamentarios? Al ejercer la presidencia en representación de todos los países ¿Era coherente que Bolivia apoye a un autócrata en la sistemática violación de las libertades y los derechos humanos y políticos de los venezolanos? ¿No debía privilegiar la paz y la seguridad de la región? al romper con el criterio mayoritario, latinoamericano y mundial, el voto de Bolivia constituye un desafío, un reto, un desaire, a ese organismo internacional que tiene el mandato de velar por la salud de la democracia en el continente.
Debemos eliminar la equivocada manera de hacer política exterior, nuestra prioridad no debe radicar en apoyar regímenes repudiados internacionalmente por la sola identificación ideológica, ni reducirla a la búsqueda de réditos de corto plazo en la política interna, requerimos una real política exterior de Estado que luche por nuestra seguridad y nuestros intereses, no los de un régimen circunstancial.
El autor es abogado constitucionalista.
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