La declaración de abril y el avispero
Ha llegado a mi correo la carta que transcribo en seguida; está firmada por un tal Cándido Buenafé, al que en cierta ocasión una hermosa ingrata le contó el “cuento del tío en el amor”, para burlarse de su fe, su ilusión y su esperanza. ¿Se acuerdan? La carta dice así:
“Hay que andarse con cuidado en este siniestro mundo de la politiquería. Los zurdos aún dominan el escenario. La menguada diestra; es decir, la derecha, está proscrita. Sin embargo, el otro día sacó una declaración donde se habla de cosas prohibidas como la democracia y la justicia. ¡Fue una imprudencia, por supuesto! La respuesta fue brutal. Reveló la degradación a donde había llegado la actividad política en Bolivia. Jacobinismo descarnado, sin asco: cero de tolerancia.
Se echó de menos la moral para hablar. Es probable que en este campo compitan de igualdad a igual los neoliberales y los socialistas; en la práctica, hacen tablas; ninguno se lleva la flor. Pero los “siniestros” prometieron ser la reserva moral del país y no habían sido gentes de palabra. En muchos aspectos incluso son peores que los otros.
Sancho amigo, ¿escuchas? Nos ladran. Eso quiere decir que estamos cerca del alba, le dice el caballero de la Mancha a su compañero de camino y de aventura. Algo así les correspondería decir los damnificados, como advertencia, a los azules: Señores, ya no les queda mucho árbol para seguir tan soberbios y arrogantes como son. La realidad está cambiando a paso largo; ¿no ven que se están cayendo a pedazos? Y por eso deberían ser un poco más humildes.
También fue evidente que los cortesanos y escuderos del Palacio Quemado habían sido mucho más diestros para descargar palos sobre la esmirriada humanidad de los “Neos”, sin acordarse que es malo criticar con saña la paja en el ojo ajeno e ignorar la viga que se tiene en el propio. Obviamente, el sentido de esta fina metáfora, y otros como: cogito ergo sum, toda la dignidad del hombre está en su pensamiento, etc. no serán capaces de comprender nunca, ni a palos.
Por su parte, los “Ex y los Neos” de la declaración están gravemente afectados de amnesia; no recuerdan nada de las cosas que han hecho ni de las otras que dejaron de hacer los “siniestros”. O tal vez creen que eso de la Zapata, el Fondioc, las barcazas fantasmas, el narco general de la policía, el viejo y actor del hotel Las Américas, la cadena misteriosamente rota en Chaparina, el despilfarro de marca mayor, la pretensión de desconocer la decisión del soberano, etc., etc., son cosas de otra galaxia y que nada tienen que ver con el planeta tierra donde felizmente nos encontramos. Hasta pronto”.
El autor es escritor, miembro del PEN Bolivia.
Columnas de DEMETRIO REYNOLDS