La oposición se arma
¿Se está preparando la oposición para responder al desafío del futuro? ¿Está el pueblo en condiciones de obligarlos a responder a las circunstancias políticas sociales? Al no existir “referente opositor es mejor una coalición o un pacto que un funcionamiento político precario que solo se contenta con ganar espacios de poder mezquino en el Parlamento. Pero no se debe aglutinar tres o cuatro fuerzas sin más nexo que oponerse a la más votada, se requiere formular una estrategia política de posicionamiento cuyos requisitos mínimos son: que se elija un liderazgo y un programa común, aunque lo ideal sería conformar un proyecto político de largo plazo. Parten con la lógica de que esa eventual alianza no es contradictoria o excesivamente heterogéneas en su proyección ideológica política.
El primer paso está dado, este es el camino. El país necesita contar con un partido político que represente a la otra mitad del país en su conjunto, una reserva, una alternativa de gobernabilidad, sólo así alcanzaremos condiciones satisfactorias de estabilidad y de continuidad democrática, es decir, de progreso. Un partido capaz de reemplazarse mutuamente con el actual en el gobierno, cuando llegue la hora de la alternancia.
Pero, la principal amenaza de la oposición es la misma oposición. ¿Está el acuerdo de opositores en condiciones de ofrecer esa alternativa al ciudadano? Tendrían que darse dos condiciones: La primera, para que se efectivice un frente, una coalición, alguien tiene que resignarse a ser segundo. ¿Están dispuestos los personalismos a abandonar su soberbia pensando que son indispensables e insustituibles? ¿Se seguirán autoconsiderando los arquetipos aglutinantes, alrededor de los cuales y por la fuerza de su “imagen” el resto se “debe” alinear? La segunda condición, es que en este tránsito difícil, no basta construir una alternativa reformista creíble sino recuperar la confianza de las mayorías. La psicología de las masas hace deseable un liderazgo que inspire credibilidad y confianza, que planifique un curso de acción que no responda solo a la coyuntura electoral, sino que active una agenda política general. Para ello es fundamental que los partidos políticos involucrados también entren en una nueva lógica en la que la oposición no solo debe no negarse, sino sobre todo implicarse y entenderse. En este contexto, serán ellos los llamados a autorregularse en un futuro pacto aceptando una condición: las elecciones primarias. No se puede continuar con una visión cerrada de la actividad partidista sin ponerla a prueba de los votantes como fuente primaria de legitimidad.
Bolivia siempre ha sido un país izquierdista que vota liberal; por esto, necesitamos el realineamiento ideológico de partidos y votantes, hacer posible un frente político de centro izquierda tendría impacto no solo sobre el sistema político nacional sino que esta alianza tendría además el efecto positivo de disminuir la tensión ideológica impuesta por el régimen.
Si somos capaces de construir este sistema político, fácil de describir y difícil realizar, lo demás vendrá por añadidura. Con los retos acechando, invitan a no desaprovechar la oportunidad.
Abogado constitucionalista.
Columnas de WALDO RONALD TORRES ARMAS
