¿Debatir?
Apareció un bloque de opositores proclamando, desde mi entender, “defensa de principios y valores”, entiéndase cumplimiento democrático de la división e independencia de poderes, respeto institucional republicano y a los resultados del referéndum y a la libertad política de decir y opinar. Para mí, eso no se debate, se cumple; eso es democracia y cumplimiento de la Constitución Política del Estado, no tiene variaciones.
Y ahí está el Vicepresidente de nuevo desafiando a debate “a los seis juntos”; no se si por “hartar” al Presidente que dice yo no debato más que con el pueblo (una especie de “atiéndanlo a García”, si lo ven necesario) o por una tremenda necesidad de estar en alguna discusión o buscar que alguien le lleve el apunte (desde que volvió el Presidente casi nadie se acuerda de que él existe): ese debe ser todo un problema para quien presume de ser todo, y ya demostró que… es poco menos que nada, sobre todo cuando está el Presidente en el país.
Error de los opositores de hablar de debate; otros que buscan protagonismo desesperadamente; ya habían respondido algunos de ellos hasta planteando tema (e incluso condicionando); parece que no entienden que a medio periodo del Gobierno no hay qué debatir con autoridades electas que no van a hacer nada para cambiar el rumbo del país, sobre todo si el “desafiante” es cabeza del Poder Legislativo (tal vez cree que por sentarse con el Ejecutivo es parte del mismo).
Si Arce Catacora hubiese desafiado y Gonzalo Chávez o José Luis Parada hubieran aceptado otro sería el cantar; ahí hay de qué discutir, el país no va bien en economía, pero, a lo mejor tampoco va muy mal, son puntos de vista. O si don Carlos Miranda o Álvaro Ríos debatieran con el Ministro de Hidrocarburos sobre el agotamiento de pozos y perspectivas de buen futuro, pudiera decirse que hay debate, pero, para que García diga lo suyo y los oponentes lo de ellos, ¿qué sentido tendría un debate?
Escucho a García (para los que no se enteraron, no es “de doble apellido”) decir que los “que son pasado” no tienen nada que decir y pienso que busca debatir entonces y, además, que sería bueno escucharlos, no en debate sino en otros escenarios. ¿Se quedaron como estatuas de sal? ¿Se congelaron con algunas o todas sus ideas en el tiempo? ¿Evolucionaron? ¿Tienen con qué innovar? Para saberlo no es necesario un “debate” donde van dispuestos “derrotar al enemigo” sobre temas sin sentido, porque digan lo que digan, nada va a cambiar en el Poder, sino que haya mucho periodismo capaz de conversar con todos y cada uno de ellos; el país no necesita hoy, además de su crisis, un concurso que nos diga “quién la tiene más grande” (la lengua), sino que se vea si ese bloque de opositores tiene algo que decir, mirando el futuro.
Columnas de CARLOS F. VALVERDE BRAVO