La voz de los científicos
La decisión de cientos de miles de científicos del mundo entero de salir a las calles en la “Marcha de la ciencia” para reivindicar “el importante papel que debe jugar la ciencia en la sociedad” y bajo el lema “ciencia, no silencio”, puede constituirse en un hito en el complejo proceso de desentrañar los nuevos paradigmas que deben guiar a la humanidad hacia nuevos y mejores días.
Si bien sus propulsores han tratado de evitar que la movilización adquiera un carácter sectario, todas las informaciones coinciden en que en este sector hay una clara percepción sobre los peligros que el mundo está viviendo frente a políticas que, por un lado, tratan de restar recursos para la investigación científica y, por el otro, el hecho de que, con una retórica manipuladora, surgen gobiernos que tratan de minimizar las ya terribles consecuencias de su deterioro o sostienen un discurso de defensa del medio ambiente, pero aplican políticas que lo dañan.
En este sentido, que los científicos salgan de los laboratorios y la académica para hacer escuchar su voz puede servir para que la gente adquiera más conciencia sobre el tema y se vaya incorporando sistemáticamente a la defensa del medio ambiente desde su entorno inmediato y, sobre todo, a que los gobiernos y los políticos asuman un papel de conducción y regulación eludiendo la dura presión de los poderes sectorializados, comprendiendo que tanto la destrucción del medio ambiente como su preservación no es patrimonio de ideología alguna, como nos muestra la historia del planeta.
Es de esperar que los ecos de esta marcha universal lleguen también a nuestros científicos y, entre todos, podamos recuperar los espacios académicos para esta reflexión.