La afición por los museos
De golpe y porrazo, autoridades municipales y otras han incentivado el entusiasmo frenético de mucha gente por museos y otros ambientes de exposiciones culturales y artísticas, lo cual es un hecho plausible pues brinda un motivo diferente a las inquietudes folklóricas, políticas y carnavalescas que antes movilizaban a gran parte de la ciudadanía.
Felizmente contagiados del entusiasmo señalado pregunté a mi corresponsal en el Palacio Real de la Plaza Murillo si compartiríamos juntos de esta ocasional actividad, a lo cual Macacha me respondió con la espontaneidad que la caracteriza diciéndome: “Sólo hay un museo que motiva mi atención y me lleva sugerirle nuestro itinerario de visitas y aquél comienza con un viaje que realizaremos al Museo de la Revolución Democrática y Cultural en Orinoca donde podremos apreciar la genialidad de nuestro Presidente Vitalicio pues allí admiraremos los centenares o tal vez miles de obsequios que ha recibido nuestro mandatario desde el providencial momento en que fue exaltado a la primera magistratura de este país pluricultural y folklórico.
Naturalmente le expuse mi conformidad con tal visita pues no había visto jamás a Don Evo en camisetas y pantaloncillos cortos lo cual no reclama particularmente mi interés, ya que verle las canillas sólo hace suspirar de ilusión a su Vicepresidente, Ministros y Viceministros.
Del brazo de la cholita cochabambina nos dirigimos a la población de Orinoca donde se levanta una magnifica construcción y no se observa ningún letrero, pues todos los pobladores de la región valoran su testimonio para conocer mejor al líder del último decenio, que no contento con ser dueño del Palacio Quemado y del gigantesco adefesio construido en la parte posterior de la actual casa de gobierno, hizo construir también este museo.
Fue grande nuestra sorpresa al saber que existe un personal permanente que cuida las instalaciones e informa a los visitantes dónde están los “cachos de futbol” del mandatario y dónde se puede apreciar sus camisetas deportivas que saben de los sudores presidenciales, aspecto que conmovió a mi acompañante nacida en Quillacollo.
A continuación comprobamos que actualmente vivimos en una Bolivia convulsa repleta de paros y bloqueos pues justo en ese momento la población de Oruro bloqueaba calles y caminos exigiendo un Puerto Seco para la Orureñidad quedando varados en pleno altiplano.
Todo lo relatado viene a cuento de la “larga noche de museos” que constituyó la noticia del día, hábilmente recogida por la inquieta colaboradora periodística que siempre está tras el hecho más sobresaliente del día.
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