Por una ciudad amigable
La circulación peatonal por las ciudades es uno de los aspectos elementales de la vida para cumplir actividades cotidianas y sencillas como ir a la escuela, al trabajo o de compras para abastecerse de alimentos y de sano esparcimiento; sin embargo, una observación a la infraestructura vial urbana muestra la carencia de requisitos básicos como veredas planas y en buen estado y libres de comerciantes para que aquello se cumpla.
Y si hay esa carencia ésta aumenta cuando se trata de una adecuada señalización y rampas en las veredas y en los edificios públicos que permitan un tránsito libre y seguro de personas de edad avanzada, invidentes y quienes presentan capacidades especiales.
Ni los escenarios artísticos o deportivos, museos, cines, escuelas y universidades de la ciudad cuentan con infraestructura suficiente de acceso para esta población. Hacen falta mapas y losetas táctiles de ubicación (baldosas guías para invidentes) y señaléticas para discapacitados.
Concibiendo una ciudad amigable para todos y considerando aspectos como el acelerado crecimiento de la mancha urbana y el paso del tiempo, es fundamental crear las condiciones para garantizar que cada ciudadano, hombre y mujer, de la edad que sea y de las condiciones físicas que posea, pueda circular por la ciudad contando con básicas garantías de seguridad.
Pero se sigue construyendo vías olvidando en la mayoría de los casos esta obligación y ni qué decir siguiendo las tendencias ecológicas que se van imponiendo en el mundo para el cuidado del entorno y de alternativas inclusivas para el uso de los espacios públicos.