La política fiscal como un todo
Llama poderosamente la atención cómo ciertos opinadores se empecinan en mostrar análisis parciales y sesgados sobre la economía nacional; en este caso referente al ámbito tributario, sin terminar de entender que la política tributaria es un brazo más de la política fiscal y que esta última ha sido la herramienta más dinámica de la política económica permitiendo alcanzar resultados importantes para el país.
En primera instancia y el error más grave que sufre el análisis de los opinadores corresponde a desmerecer la política fiscal, cuando a través de la aplicación de la misma durante los últimos 11 años se han logrado verdaderos avances y ha sido el pilar fundamental para la estabilidad macroeconómica, continuo crecimiento de la actividad económica y reducción de la desigualdad y pobreza, entre otros indicadores.
Precisamente, son los ingresos tributarios los que han permitido financiar la inversión pública, así como las asignaciones sociales a los sectores más vulnerables de la población a través de los bonos Juancito Pinto, Juana Azurduy y la Renta Dignidad, beneficiando a cerca del 47% de la población boliviana y repercutiendo en los mayores índices de reducción de la pobreza extrema en la región (de 38,2% en 2005 a 16,8% en 2015). Asimismo, la aplicación efectiva del Modelo Económico Social Comunitario Productivo también ha permitido reducir la desigualdad medida a través del Índice de Gini pasando de 0,60 a 0,48 en el periodo de 2005 a 2014.
En segundo lugar, se habla de una presión tributaria creciente sin explicar que este indicador mide la capacidad que tiene un régimen impositivo para generar ingresos fiscales de las diversas actividades de la economía, es decir, que si un sector tuvo un comportamiento ascendente también se incrementaron los ingresos tributarios provenientes del mismo, en función de su nueva capacidad económica.
Tal es el caso del sector de hidrocarburos, minería o del sector financiero, sobre los cuales también se aplicaron medidas a objeto de capturar los excedentes extraordinarios, tales como la Alícuota Adicional al IUE, quedando los demás impuestos invariables en cuanto a sus tasas impositivas.
Asimismo, resaltar que los aportantes al Estado se han duplicado en este periodo pasando de 211.519, en 2005, a 382.211 registrados, de los cuales alrededor de 5.315 denominados Grandes Contribuyentes aportan con el 89% de la recaudación tributaria, es decir, la presión tributaria recae conforme a la capacidad económica, siendo que los que generan más pagan más.
En tercer lugar y de manera más preocupante es que estos artículos y recientes eventos “académicos” intentan estigmatizar el aspecto tributario y al Servicio de Impuestos Nacionales, sin hacer mención alguna a las importantes acciones que se han emprendido en esta materia.
El autor es economista