Responsabilidad Social Empresarial
La Responsabilidad Social Empresarial (RSE) es un tema de actualidad y corresponde analizar sus elementos para obtener un concepto del instituto; el desarrollo que ha tenido en el mundo, el papel que ha jugado en América Latina como en Bolivia y su incidencia en las Empresas Públicas Estatales.
El concepto de RSE surge de la necesidad de racionalizar el capitalismo y la lógica de producción y reproducción del dinero, asumiendo que las empresas han afectado su entorno y que una parte de sus ganancias se devuelva a la colectividad.
Ante ese cuestionamiento, las corporaciones crearon la RSE para mejorar su imagen frente a la sociedad ya sea mejorando la calidad de vida de sus actores más cercanos o reparando la perturbación producida. Pero no toda donación es un programa de RSE. Es un error pensar que una empresa que hace una donación es socialmente responsable. Un programa de RSE para ser tal, debe cumplir con requisitos mínimos; estar enfocado a un grupo específico; perseguir objetivos claros y ser estable en el tiempo. Estos elementos permiten que una empresa socialmente responsable afecte una determinada cantidad de recursos a ese programa y sea sostenible.
En Europa o Estados Unidos la RSE es tomada como inversión en la cotización de sus acciones, ya sea mejorándola o evitando que se deprecie al ser catalogada como una empresa “sin corazón” también por la publicidad que recibe al desarrollar programas RSE. En Latinoamérica, la RSE fue una exigencia de los Estados y la sociedad ante la falta de interés de las transnacionales al invertir en países pobres.
En Bolivia, el empresariado boliviano se caracterizó por aprovechar los recursos del estado mediante las contrataciones públicas y adjudicarse explotaciones mediante concesiones y nunca se preocupó por la RSE. Hasta que se implementó el sistema de regulación sectorial (Sirese) con la entrada de capitales transnacionales en sectores estratégicos. Las agencias de regulación exigieron la implementación de programas RSE a los sectores regulados; dando lugar al inicio de la RSE.
En el sector privado no regulado, la RSE se reduce a donación y son escasos los programas de RSE que se desarrollan actualmente, entre ellos resaltó uno, iniciativa de una empresa cementera, que terminó convirtiéndose en vehículo de campaña política y actualmente no se sabe nada más de aquel programa.
En síntesis, la suma de estos programas no representa ni un mínimo del capital de estas empresas; la mayoría de estos supuestos de RSE son donaciones hechas por un mínimo de empresas del tejido empresarial; y en algunos casos, sólo sirvió para fines políticos.
En contraste, por las cifras publicadas en el libro de “Las Empresas Publicas en el Nuevo Modelo Económico Boliviano” descubro que el programa de RSE más grande de Bolivia y más duradero es desarrollado por las empresas públicas bolivianas que han destinado más de cuatro mil millones de bolivianos de sus utilidades para el pago del “Bono Juancito Pinto”. Programa que realiza la apuesta más importante por la niñez y juventud boliviana reduciendo los índices de deserción escolar y mejorando la calidad de vida de los beneficiarios. Aspectos reconocidos a nivel internacional.
En cambio, la actitud asumida históricamente por el empresariado boliviano frente a la RSE, sin asumir un compromiso con su entorno en función al impacto que causan más allá de la normativa, lleva a exigir que deje la laxitud con la que asume temas de inversión; deje de pedir subvenciones y dádivas al gobierno para encarar definitivamente sus obligaciones con el crecimiento del país y la responsabilidad en función a los beneficios que obtiene de la sociedad.
El autor es economista.
Columnas de RAFAEL VILLARROEL