Para entender el mundo hay que oír a los mineros
Vivir entre dos países con presidentes de las dimensiones mediáticas de Donald Trump y Evo Morales, visto con deportividad, es un ejercicio interesante. Ambos políticos son seres tremendamente astutos en sus formas comunicacionales. Tienen discursos simples, transmiten ideas sencillas y juegan con el poder del espectáculo, por otra parte, requisito imprescindible para lograr la fidelidad de sus votantes. Lo hacen instintivamente, el uno curtido en los platós de televisión y el otro en arenas sindicales.
Pero más allá de estos dos casos, más o menos anecdóticos, lo que dicen los políticos cada vez tiene más control social, no solamente porque tenemos mayor acceso a registros fonográficos y escritos de sus discursos, sino por las posibilidades que nos da la interpretación de esa abundancia de información que hay por Internet.
La inundación informativa puede ser analizada de distintas maneras. No en vano fiebre del big data se está apoderando cada vez más del mercado laboral, a la salud de los expertos en análisis estadístico.
Uno de estos temas de análisis emergente es el de la “minería de textos”, método que permite entender las tendencias de la conversación pública, hacer inferencias y comprender la naturaleza de los temas más calientes. La punta del iceberg es la muy conocida lista de “trending topics”, que son los temas más calientes en redes sociales. Pero otros analistas más avezados han ideado modelos basados en algoritmos que permiten predecir asociaciones de palabras para comprender patrones de pensamiento.
Por ejemplo, la National League of Cities de EEUU, asociación civil que junta a alcaldes en todo el país, lleva tres años lanzando su estudio “The State of the Cities”. Esta publicación busca entender y priorizar las tendencias en las preocupaciones de los municipios de EEUU, y para lograrlo analizan una muestra de discursos de 120 alcaldes. Los resultados demuestran que el desarrollo económico es el tema más recurrente para los líderes ediles, y está presente en el 66% de los discursos. Temas como seguridad pública (64%), infraestructura (43%), presupuestos (43%) y vivienda (42%), entre otros. También aparecen subtemas, contenidos en este caso en desarrollo económico, como cultura, mencionado en un 25% de los discursos. Son datos que sus concejales y representantes deberían discutir con la gente, conectando soluciones.
Más allá del hecho de si se trata de simples palabras o si realmente son compromisos susceptibles de responsabilidad vinculante, marca al menos las tendencias de intención de este colectivo.
El Banco Interamericano de Desarrollo también ha hecho ejercicios en la misma línea de minería de datos textuales, para comprender la evolución de la conversación relacionada con temas de género en sus proyectos en las últimas décadas y en la esfera pública de las redes sociales, constatando empíricamente que ahora los esfuerzos de sus proyectos tienen un eje transversal de integración de la mujer en todos sus proyectos, a diferencia de los años 60.
Además, estos estudios nos dan interesantes pistas acerca de quiénes son los líderes de opinión, de cuáles son las preferencias de la gente, dónde tiene lugar la conversación y hasta cuándo es el momento indicado para hacer anuncios o tener más predisposición del público.
Por ejemplo, en temas de desarrollo, la modernización del Estado, el medioambiente y la innovación son los temas principales que se comentan en redes sociales, medios tradicionales y en nuevos medios escritos en Bolivia. Además de políticos de alto perfil como Morales, Mesa o Doria, dominan la charla en Twitter gente como @mrduranch, @edisabela1 y @mclanfranconi, sumando los tres una audiencia similar a la del estadio Hernando Siles. Todavía siguen mandando los medios tradicionales en Twitter, como El Deber, Los Tiempos, La Razón, Página Siete y Agencia Fides, moviéndose éstos entre 120.000 y 300.000 seguidores.
Está claro que el monopolio se ha acabado. También queda claro que entender este universo complejo y barroco que es la sobredosis de información es complicado, hecho que a veces genera más ansiedad. No obstante podemos acudir a esos brujos de la estadística y del big data, los mineros de datos, para que nos ayuden a comprender esa bola de cristal que es ahora nuestro teléfono inteligente. Con la adecuada guía y con la interpretación correcta, estamos ante herramientas que van a cambiar nuestra forma de tomar decisiones, ya sea en temas trascendentes como política pública o las preferencias musicales de los fans de Bony Lovi, ese post-adolescente que tiene tantos seguidores en Facebook como habitantes el municipio de Cochabamba.
El autor es gestor cultural
@fadriquei
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