El cochabambino es universal

No por alegrar a mi discípula periodística, sino porque es fácil de comprobar, el 14 de septiembre se celebra casi en todas las ciudades del planeta algo que he podido comprobar cuando me encontraba en sitios lejanos y tuve a mi vera algún cochabambino que hablaba quechua y me invitaba chicha punateña, aunque esta fuera fabricada en países como Israel, o Malasia, dándome la seguridad de que los cochabambinos están desperdigados en todo el orbe. Poca gente sabe que el cochabambino de verdad emigra de Cochabamba, no en busca de una ciudad mejor, sino para dar a conocer un plan inteligente de ayuda a países extranjeros, o sea que la mayoría de los migrantes presta una ayuda técnica, filosófica y científica a EEUU, España, Francia y otros centros que aún no han comprendido el arte del buen yantar varias veces al día, con sabores que sólo logra la culinaria de la Llajta y reparte generosa su inmenso saber en muchos renglones de la ciencia contemporánea.

De allí que no nos extraña ver hoy a River Plate disputando un trofeo casi continental, aunque después el mundo deba reconocer que los cochabambinos son humildes y llajtamasis al servicio de la humanidad.

Pero no sólo es la actividad muscular lo que demuestra el talento de quien nació en Cochabamba. No olvidemos a Jaime Laredo, que sorprendió al mundo con su arte que le valió el reconocimiento universal.

No quiero significar que todos los cochabambinos sean tan geniales como el mencionado, pero bien vale subrayar el valor artístico de Los Kjarkas que pulsando  guitarras y charangos demostraron al mundo el valor del talento de los folkloristas cochabambinos que, en una oportunidad, ganaron un millonario pleito por el tema “Llorando se fue”, que apareció como una lambada de un grupo brasileño, siendo un plagio del original del grupo boliviano.

Otra prueba del talento cochabambino y que no está debidamente reconocido es la que humildemente registran de sus mismos coterráneos al desconocer los méritos de sus vecinos más inmediatos, concepto genialmente expresado en la frase: “cómo va ser inteligente, fulanito de tal si vive cerca de mi casa”, pensamiento que demuestra cómo valoran a  sus paisanos más cercanos. 

Todo esto debatí con mi corresponsal en el Palacio Real de la Plaza Murillo, quien hoy viste atuendos de lujo en honor a la fecha y sigue argumentando que su jefe, el Presidente Vitalicio debía ser cochabambino de honor, no sólo por la Planta de Antimonio y Urea en Bulo Bulo, destinada a mejorar los cultivos del país, sino también por las innumerables obras chicas y grandes que el Gobierno entregará antes de que el Presidente tenga que viajar a Venezuela y luego a la reunión de la ONU en Nueva York.

Para concluir, abracé a mi cholita cochabambina…por la universalidad del 14 de septiembre.