Choque de virtudes
Un último mensaje para los políticos de la oposición: eso de que cada vez nuestro destino será el de Venezuela como que cansa y juega en sus contras, lo digo porque parece que hasta en el tipo y comportamiento de la oposición estamos calcando del modelo caribeño
Semanas atrás, salió a la luz pública un documento que lleva por título Agenda 21F, cuya repercusión fue mayor pero irónicamente no porque la gente se lo haya leído y luego debatido; sino porque un antiguo líder político como Jaime Paz sería autor de una estrategia envolvente anunciando el relanzamiento de su sigla partidaria usándolos así: 21F MIR.
No es ironía contra los 180 indignados, sino un lamento contra el país porque al parecer no es el tiempo para los debates programáticos ni la construcción de una base ideológica; la moda imperante de hoy está en los intereses, peor que no son estos intereses que toquen algo del bien común, no señores el posmodernismo desembarcó y todos sus tripulantes que tienen la etiqueta de ismos se quedaron: ecologismo, feminismo, nacionalismo, indigenismo, etc.
En todo caso, creo que esta batalla lo que también nos evidencia es un choque de dos diferentes formas de entender lo que es la virtud. La una, a partir de aquella que defiende la virtud como la búsqueda constante de conocimiento, donde el sentido principal para los ciudadanos era el de buscar la vida en comunidad, complementándonos entre todos de acuerdo al papel que cumplimos en el Estado. Mientras que la otra virtud se refiere a la capacidad personal de quienes participan en política de dominar los acontecimientos y de realizar, incluso recurriendo a cualquier medio, el fin deseado.
Si se fijan entonces en los dos tipos de virtudes antes descritos, mi punto es que el primero hoy es defendido por los 180 indignados. Mientras que el segundo es aplicado con especial atención por nuestro actual Presidente. Por tanto, en un tiempo en que la acción concreta de controlar distintos tipos de situaciones es más determinante, ya sabemos entonces dónde está el monopolio de la virtud política.
La agenda 21F como tal no cala porque creo que les hace falta el ingrediente de ser vista algo así como un proyecto político que influya sobre la parte emocional de la democracia que sirva de bisagra para conectar a una masa movilizada con los políticos. De lo contrario, tendremos este escenario en el que cada virtud va por un lado concreto, en este terreno quienes tienen más que perder son los 180 indignados si no se sumergen en aquello que alguien se encargó de llamar como la democracia sentimental.
Un último mensaje para los políticos de la oposición: eso de que cada vez nuestro destino será el de Venezuela como que cansa y juega en sus contras, lo digo porque parece que hasta en el tipo y comportamiento de la oposición estamos calcando del modelo caribeño. Llevamos más de una década hablando de los mismos líderes políticos, la alternativa a la transición pos 2019 no nos la darán ellos, un recambio generacional en la política es más que necesario.
El autor es politólogo y docente universitario.
Columnas de MARCELO AREQUIPA AZURDUY