Perennidad de la Iglesia Católica
“Las palabras del Papa no harán caer las armas de los brazos de mis soldados. A las pocas semanas en la desastrosa campaña de Napoleón en Rusia, el frío arrebataba las armas a “la Gran Armada”, un ejército de medio millón de soldados que regresaron a Francia de capa caída. Napoleón fue derrotado ante Dios y la Historia en 1812.
Más cerca, Hitler se consideraba el dueño del mundo. Emprendió persecución contra los activistas católicos que se negaban a participar en la cruentísima empresa de la Segunda Guerra. Poco después, rusos por el norte, aliados por el sur, lo cercaron obligándole al suicidio. La paz y la humanidad sepultaron al nazismo. La Iglesia refulgió con más luces que sombras.
Más cerca todavía, Perón retó al catolicismo en 1956. Fanáticos peronistas incendiaron iglesias en Buenos Aires. El pueblo católico se levantó y Perón se vio obligado a huir de Argentina, hasta tanto se reconciliara con el catolicismo. Obtenido el perdón, pudo volver y nunca más atacó a Cristo.
Dos milenios. “Los cielos y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”. Y en otro sitio “Estaré con vosotros hasta la consumación de los siglos”. Ha soportado tantas persecuciones, martirio y dolor que sus espaldas están curtidas y no se doblan. Hace pocos días nos ha recordado el milagro de Fátima, cuando 70 mil personas contemplaron aquel portento del sol que giró sobre su propio eje deslumbrando a los creyentes reunidos en la Cova D´Iría convocados por tres pastorcillos instados por la Madre de Dios. Un milagroso llamado a la oración, de modo que el mundo pudiera soportar las guerras, las hecatombes que se sucedieron al mensaje de Fátima.
Es la sexta vez que Morales ataca a los Obispos. “Algunos curas no quieren ver “indios” en la presidencia”, ha dicho. Hay que recordar que antes de la Revolución de 1952 la Iglesia había promovido la enseñanza al fundar y sostener miles de escuelas en áreas rurales (José A. Zampa, franciscano) en la región de Caiza. Tierra potosina como ejemplo. Misionar fue la mejor forma de incorporar al indio a la civilización en el cambio social de la Revolución Nacional que abrió sus puertas a la catequesis con medios de comunicación como Pío XII en Siglo XX, San Rafael en el Altiplano y se creó la Universidad Católica, destacada institución para profesionales en su mayoría autóctonos.
En lugar de instigar al odio, no obstante proclamarse católico delante de Francisco, Morales debería reflexionar sobre el pronunciamiento de la Iglesia, en contra de los excesos de poder, de autocracias que cercenan libertades y conculcan los DDHH. El Obispo Centellas se ha referido en general al peligro del avasallamiento que surge del populismo, prorroguismo, de la demagogia.
Estamos viendo reacciones ante el jefe del Estado. Observadores y católicos practicantes sienten indignación ante la agresividad manifiesta, indigna de un primer mandatario, que ahonda sentimientos de ateos que buscan mostrar su fobia antirreligiosa.
El autor es periodista
Columnas de MAURICIO AIRA