Evo arremete contra obispos

Le hablé a mi colaboradora de mi seguridad de que esta controversia sólo nos mostrará una Iglesia vencedora y un partido que no conoce el dicho de Don Quijote: “Con la Iglesia hemos topado, Sancho”

“Juro por Dios, compadre, que Evo seguirá siendo presidente vitalicio de nuestro país porque cree que Dios lo hizo con sus manos lo mismo que a Eva”, me dijo Macacha sin caer en cuenta que Eva fue hecha de una costilla de Adán, deducción demasiado osada porque todos  los hombres nacemos de una mujer, lo que nos lleva a pensar que nadie puede presumir de otra cosa.

Toda nuestra conversación con mi corresponsal en el Palacio Real de la plaza Murillo se originó al conocer la posición de varios obispos que condenaron la pretensión del dúo Morales y García Linera de eternizarse en el poder siendo la Iglesia la fuente más autorizada para hablar de la eternidad.

Naturalmente, como soy miembro de la Iglesia como la mayoría de los bolivianos me adherí a los conceptos vertidos por el arzobispo Jesús Juárez  Párraga, pastor de la comunidad de fieles, y con mi natural desparpajo le dije al poderoso que por encima de él hay un Todopoderoso que ha sido proclamado como rey de reyes que ningún ídolo de barro podrá vencer, que es el mismo Jesucristo dominando la historia, convicción que me reafirma a alistarme en las filas eclesiásticas.

Tratando de achicar diferencias, mi discípula periodística me comunicó que Evo (quien a veces se declara laico)  manifiesta en otras oportunidades haber sido bautizado católico, declara ser más papista que el Papa Francisco a quien busca y próximamente visitará sin importarle un ápice, haber declarado que la Iglesia no aguanta que los indios gobiernen un país, cuando todos los bolivianos sabemos que Evo no habla aymara ni quechua, y de indígena sólo tiene su apariencia, siendo lo único claro su culto a la personalidad cuando nos muestra orgulloso sus trofeos por actividades futbolísticas.

Bien dijo Monseñor Ricardo Centellas, obispo de Potosí: “No podemos permitir que los populismos poco a poco se vayan convirtiendo en dictadura”. Estas declaraciones se las repetí a mi discípula periodística para que vaya comprendiendo mejor los alcances de esta contienda entre la Iglesia y el Gobierno, la cual nos muestra la fraternidad gemela de los regímenes venezolano-boliviano.

Dicho todo esto, le hablé a mi colaboradora de mi seguridad de que esta controversia sólo nos mostrará una Iglesia vencedora y un partido que no conoce el dicho de Don Quijote: “Con la Iglesia hemos topado, Sancho”, frase que hay que saborear antes de ponerse al frente de ella.