No para la delincuencia en la Fiscalía
Es duro hablar en esos términos de la institución que promueve la justicia y pretende ser reconocida como la institución al servicio de la sociedad boliviana, y en la que tenemos depositada nuestra fe y seguridad jurídica. Se hace trizas la imagen que nos hacemos de ella cuando delincuenciales hechos inundan sus ambientes tocando a los fiscales, no a todos, pero a muchos de ellos. Recordemos que el año pasado han sido echados 80 fiscales por la flagrancia de delitos diversos.
La delincuencia es la acción de cometer delito. Delincuente, por tanto, es aquel autor de una infracción, es decir, de cualquier acto previsto y castigado por ley. Se puede llamar delincuente aquella persona que ha cometido un delito. Un estudio emprendido por la criminología lo relaciona con asaltante, atacante, atracador, bandido, buscón, pandillero, recluso, criminal, cuatrero, facineroso, hampón, infractor, maleante, malhechor, holgazán, merodeador, pistolero, reo, transgresor, habría que incluir; violador, fisgón, acosador, borracho, chantajista y algunos otros términos. Es una dura lista. No es grosería alguna. ¿O cómo podríamos llamar aquel fiscal de El Alto que emborrachaba y violaba sexualmente a su propia hija de 16 años?. Un hecho animal. Lo de delincuente queda empequeñecido. Una atrocidad humana que pone a la Fiscalía en la ridiculez.
No es el único caso de la semana. El fiscal de Materia, Walter Rafael Antezana Lora, de Camiri, fue aprehendido en flagrancia recibiendo 10 mil dólares para no emitir orden de aprehensión en un caso de avasallamiento de tierras.
Otra: el fiscal General del Estado, destituyó el lunes 6 del cargo de fiscal de Materia en Santa Cruz a la ciudadana Caly Érika Barrancos Rojas, por protagonizar un accidente automovilístico conduciendo en estado de ebriedad. Total impunidad.
Lo que sacudirá a la Fiscalía es aquella revelación hecha por el excomandante policial, Ciro Oscar Farfán Medina (2011), que el coronel Jorge Santiesteban, en su calidad de jefe nacional de Inteligencia y responsable de la Unidad Táctica de Resolución de Crisis (UTARC), ordenó al capitán Walter Andrade (+) ejecutar a los tres extranjeros alojados en el hotel Las Américas, el 16 de abril de 2009 en la ciudad de Santa Cruz, en aquel caso de separatismo del que no hay sentencia hasta ahora. El Fiscal de entonces, no reveló detalles de esa naturaleza.
Y si el Gobierno se instala en la Fiscalía para orientar investigaciones políticas y torcer lo que le conviene, los narcos, asesinos, violadores y otra laya de delincuentes, lo hacen con mayor propiedad.
El autor es periodista
Columnas de JAIME D’MARE C.